Idiomas, Viajes y Experiencias Académicas: el Inesperado Choque Cultural en Estudiantes Universitarios

 

Yeimi Marcela Rendón Camargo[1]

[email protected]

https://orcid.org/0009-0006-6115-4160

Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

México, Villahermosa –Tabasco

Carlos Arturo Olarte Ramos

[email protected]

https://orcid.org/0000-0002-9534-5153

Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

México, Villahermosa – Tabasco

 

RESUMEN

 

Vivimos en una época en la que viajar se ha convertido en una necesidad, ya sea porque se buscan mejores oportunidades laborales, por cuestiones de estudios, por cambiar de residencia o simplemente por aprovechar el tiempo libre. Sea cual sea el motivo, se presenta el choque cultural, que puede impactar de forma negativa o positiva en la estabilidad emocional de una persona, ya que se enfrentan a situaciones que alteran su cotidianidad, como diversidad de formas de ser, pensar y hacer; distintos idiomas y costumbres, variabilidad climática y espacios geográficos. En este documento se reflexiona acerca del enfrentamiento simbólico que representa el cambio de entorno cultural, a partir de experiencias de quienes lo han vivido; para ello se realizaron entrevistas semiestructuradas a estudiantes universitarios que por razones académicas cambiaron de residencia; forma parte de una investigación cualitativa que tiene el objetivo de analizar el impacto del choque cultural en el aprovechamiento académico. Los resultados indican que los participantes lo experimentaron antes de empezar, lo que implica una barrera invisible en el proceso de adaptación del nuevo entorno; se concluye que es necesario la sensibilización respecto a los cambios que implican salir del espacio cotidiano, por lo que el alumnado que realiza estancias académicas deberá explorar los aspectos socioculturales del lugar al que llegará, así como prepararse psicológicamente. 

 

Palabras clave: experiencia; diversidad cultural; viaje; aprendizaje.

 

 

 

 

 

 

Languages, Travel, and Academic Experiences: The Unexpected Culture Shock in University Students

 

ABSTRACT

 

We live in an era in which traveling has become a necessity, either because we are looking for better job opportunities, for study purposes, change our residence or simply to take advantage of our free time. Whatever the reason, culture shock occurs, which can have a negative or positive impact on a person's emotional stability, as they face situations that alter their daily lives, such as diversity of ways of being, thinking, and doing; different languages and customs, climate variability, and geographic spaces. This paper reflects on the symbolic confrontation represented by the change of cultural environment, based on the experiences of those who have lived it; for this purpose, semi-structured interviews were conducted with university students who changed their residence for academic reasons; it is part of qualitative research aimed at analyzing the impact of culture shock on academic achievement. The results indicate that the participants experienced this before starting, which implies an invisible barrier in the process of adapting to the new environment. It is concluded that it is necessary to be aware of the changes involved in leaving the daily space, so students who carry out academic stays should explore the sociocultural aspects of the place where they will arrive, as well as prepare themselves psychologically.

 

Keywords: experience; cultural diversity; travel; learning.

 

 

 

Artículo recibido 16 julio 2023

Aceptado para publicación: 21 agosto 2023

 

 

 

 

 

 


 

INTRODUCCIÓN

El crecimiento personal es una meta que desde siempre han tenido todas las personas. Cada día se procura hacer algo productivo para cumplir con metas básicas, como la alimentación y vestuario, o bien, por objetivo de mayor alcance, como una casa, seguro médico, o simplemente, darse un gusto. Para conseguir esto, es indispensable contar con un escenario que brinde las posibilidades de un trabajo estable, así como formación académica para responder a los retos cotidianos.

Son los países desarrollados los que mayormente ofrecen espacios con más oportunidades de crecimiento personal y profesional, vinculado a economías en expansión o consolidadas. El desarrollo de los países está directamente relacionado con el crecimiento sostenido en las diferentes áreas; desde lo económico, han sido jerarquizados como desarrollados y subdesarrollados. De acuerdo con De Pilar (2019), tal aspecto se registra por el alto nivel de calidad de vida, aumento de la producción industrial, fortaleza socioeconómica, así como por tener un Producto Interno Bruto (PIB) y Producto Nacional Bruto (PNB) elevados, estabilidad económica, sistema funcional de salud y ausencia de conflictos armados, los cuales son fundamentales para medir los indicadores al momento de definir un país como desarrollado o subdesarrollado.

Según el Banco Mundial (2018, citado por De Pilar, 2019), los países que cuentan con un PNB per cápita anual superior a USD 12.056 son considerados como economías de altos ingresos o desarrollados; los países subdesarrollados no cumplen con tal parámetro, por lo que la inversión en sectores básicos para una vida digna, tales como educación, salud y trabajo, es mínima, que conlleva a la inestabilidad económica, política y social, que se refleja a través de pocas oportunidades laborales y de proyección profesional.

Como ciudadano se nace en un país cualquiera, pero cada quien, sin distinción alguna, tiene derecho de habitar donde así lo desee, buscando un lugar que brinde estabilidad y crecimiento, empezando por la educación. Un país que tiene estabilidad económica posibilita un mejor escenario para que sus habitantes se desarrollen de forma profesional y laboral.

Esta realidad es frecuente entre profesionistas de diversas áreas del conocimiento, así como entre estudiantes universitarios. Los primeros porque cambian de residencia para ubicarse en un trabajo que les garantice un ingreso económico, y con ello, apoyar a la familia a través del envío de dinero, o bien, llevándola a vivir al lugar donde lograron posicionarse económicamente; y los segundos, porque en su lugar de origen, o no hay espacios de educación superior o realizan movilidad estudiantil nacional o internacional para ampliar sus conocimientos, obtener experiencias y acercarse al mundo laboral.

Los centros de educación superior, tanto públicos como privados, ofrecen diferentes carreras profesionales atendiendo a las necesidades del sector productivo, pero cada vez es más difícil ser admitido en estas instituciones, sobre todo en carreras que tienen alta demanda, tales como las del área de salud; asimismo, obtener un empleo se torna complicado, más cuando se busca un ingreso suficiente para ascender a un mejor estilo de vida. Así que los estudiantes y los jóvenes deciden buscar oportunidades en otro estado o país, registrándose el fenómeno de la migración positiva. Como lo menciona Restrepo (2021):

La migración positiva se da por parte de estudiantes que buscan formarse en el exterior, establecerse o retornar a su país de origen, aportando su conocimiento, adquiriendo experiencia, estableciendo microempresas que respondan a las necesidades crecientes de la comunidad en general, o participando en políticas gubernamentales que permitan un cambio en la actitud del direccionamiento de los países de la región. Así, cada día más jóvenes piensan en emigrar, lo que pone a las diferentes naciones de cara al reto de lograr el retorno a su país de origen, con un nuevo conocimiento que contribuya al desarrollo de la nación. (p. 12)

Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO, 2019), la mitad de todos los estudiantes internacionales se trasladan a cinco países de habla inglesa: Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelandia y Reino Unido. En Australia, Nueva Zelandia y Reino Unido, más de 15% de los estudiantes son extranjeros; entre los candidatos a doctorados internacionales, el porcentaje asciende a 30% (p 97).

En concordancia con esa realidad, existen otros contextos que llevan a tomar la decisión de cambiar de residencia: amenazas, violencia, problemas políticos, discriminación, así como guerrillas, epidemias y desastres naturales, son las situaciones que provocan el movimiento humano de un país a otro.

El desplazamiento de personas también puede asociarse con los cambios climáticos de una región, lo que se correlaciona con sequías, inundaciones, deforestación, pérdida de territorio, cambio en el ciclo de cultivos y lluvias, lo que repercute en la nutrición de la población, y por ende en la calidad de vida de sus habitantes, como es el caso de Siria, donde se presenta una creciente escasez de agua y sequías frecuentes. Debido a ello, los sistemas de salud deben adaptarse al cambio climático, con el fin de mitigar el efecto en la comunidad y así minimizar su impacto, lo que requiere una mejor comprensión del riesgo de enfermedades infecciosas, enfermedades no transmisibles y de los alimentos. (Restrepo, 2021, p. 3) 

La migración ha aumentado significativamente en todas las regiones del mundo. En América Latina estos movimientos internacionales de población se deben a diferentes factores económicos, laborales, sociales, culturales y políticos que pueden darse de manera voluntaria o forzada.

Al observar por países dentro de América del Sur es posible advertir matices en la medida en que hay tres países que presentan saldos migratorios positivos: Argentina (4,4% sobre población total), Venezuela (4,2% de la población total) y Surinam (7,5%). De acuerdo con las estimaciones censales los países con el mayor número de personas residiendo en el extranjero son Colombia (aproximadamente 2 millones), Ecuador (995 mil) y Perú (981 mil), mientras que los países con alto porcentaje de emigración respecto de su población local (superior al 4,8% que tiene la región latinoamericana) son Guyana (49,7%), Paraguay (11,1%), Uruguay (7,2%), Bolivia (6,9%) y Ecuador (6,7%). (Martínez y Orrego, 2016, citado por Stefoni, 2018, p 10)

Estos porcentajes se pueden mirar desde dos perspectivas. Por un lado, hay países en América del Sur que tienen un saldo migratorio positivo, el cual refleja la diversidad cultural y la importancia de la globalización, y por otro, la emigración que evidencia la falta de condiciones y oportunidades que tienen estos países para ofrecer a la población.

De la misma forma, en América del Norte se presentan cifras significativas de la migración como lo es en el caso de México que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2021), las cifras de migración internacional del Censo de Población y Vivienda 2020, entre marzo de 2015 y marzo de 2020, se fueron a vivir a otro país 802 mil 807 personas. Las entidades de mayor expulsión de población son Guanajuato (7.8%), Jalisco (7.5%) y Michoacán (6.3%).

Más de la mitad (57%) de la población que salió del país entre marzo de 2015 y 2020 reporta que cambió de residencia por motivos laborales, 18% lo hizo para reunirse con la familia, o bien, porque estableció lazo conyugal, 12% por estudios y 6% por otras causas (inseguridad delictiva o violencia, por desastres naturales o porque lo regresaron a su país de origen, entre otras) (INEGI, 2021, p. 5).

De acuerdo con lo anterior, son diferentes factores los que llevan a emigrar a una persona; significa cambiar de estancia o residencia por cualquier motivo, este se da por decisión propia, aunque también se puede ver personas que son exiliadas de su país. Ascunce (2013) “El exilio es una razón de huida a causa de una fuerza exterior de carácter político” (p 2), prácticamente el individuo es obligado a dejar su lugar de origen por razones indiscutibles e imposibles de dialogar. Hay quienes entran al país y empiezan una nueva vida con dificultades, pero logran sobresalir, en cambio hay otras personas que por la desesperación o simplemente por tener mala suerte se encuentran en peores situaciones. Es frecuente ver casos de migrantes que son secuestrados, violados y explotados para sacar dinero, ofreciéndoles una vida mejor, una entrada al país o algún tipo de beneficio.

Generalmente, quienes toman la decisión, se desplazan a países que cuentan con mejores oportunidades y mejor economía como Estados Unidos, Canadá, España, entre otros. Pellegrino (2003) menciona que “en la segunda mitad del siglo XX, la emigración hacia los países desarrollados, fundamentalmente hacia los Estados Unidos, se convierte en uno de los fenómenos sociales de mayor envergadura para algunos países latinoamericanos” (p 17), ya sea porque se encuentra relativamente más cerca de América Latina, por mejores oportunidades o tal vez por ese sueño americano.

Sea cual sea la causa de la migración, el individuo tiene que enfrentarse a un fenómeno que se presenta al cambiar de entorno cultural. Este es el choque cultural, que puede llegar a impactar de forma positiva pero también de forma negativa en la vida de las personas, del cual se pueden rescatar aprendizajes y experiencias significativas. Cualquier individuo puede experimentarlo sin importar sus características, orígenes u objetivos. García (2008) remite que “todas aquellas personas que viven en el extranjero e independientemente de la duración de la estancia, padecen, en mayor o menor medida, el efecto del choque cultural” (p 5). De manera que puede ser un inmigrante, un ejecutivo, un viajero o un estudiante de intercambio.

Encuentro de múltiples cosmovisiones

El choque cultural es el impacto que recibe un individuo al entrar en contacto con un entorno diferente al que se está acostumbrado. Rehaag (2006) se refiere a este como “reacciones problemáticas que se pueden dar cuando alguien está durante un corto o prolongado tiempo en un contexto cultural desconocido” (p 5).  El término original fue conceptualizado por el antropólogo Oberg en 1954 y hace referencia a los sentimientos de ansiedad provocados por el hecho de verse inmerso en un contexto extranjero y, por tanto, extraño. Según las palabras del propio autor, se entiende que:

El choque cultural se precipita por la ansiedad que resulta de perder todos nuestros signos y símbolos familiares del trato social. Estos signos o señales incluyen las mil y una formas en que nos orientamos en las situaciones de la vida cotidiana: cuándo estrechar la mano y qué decir cuando conocemos gente, cuándo y cómo dar propinas, cómo dar órdenes a los sirvientes, cómo hacer compras, cuándo aceptar y cuándo rechazar invitaciones, cuándo tomar en serio las declaraciones y cuándo no.  Estas señales, que pueden ser palabras, gestos, expresiones faciales, costumbres o normas, las adquirimos todos al crecer y forman parte de nuestra cultura tanto como la lengua que hablamos o las creencias que aceptamos. Todos dependemos para nuestra tranquilidad y eficacia de cientos de estas señales, la mayoría de las cuales no llevamos en el nivel de la conciencia. (Oberg, 1954, p.1)

Las dolencias más comunes son: tristeza, melancolía, aburrimiento y sentimientos de soledad, problemas de sueño, trastornos alimentarios, sentimiento de imposición de la cultura de origen, deseos de hablar con alguien que entienda la situación, irritación, rechazo, ausencia de ganas de relacionarse con otros, dolor de cabeza, de estómago o cansancio, sentirse confundido y perdido, rechazo hacia la cultura de acogida, disminución en el rendimiento académico y/o laboral, falta de confianza en uno/a mismo/a, entre otros (Correa Flores, 2016). También se pueden presentar otros síntomas como: confusión, sorpresa, desorientación, malestar y decepción.

Experimentar estas dolencias son normales en quien está migrando; no quiere decir que la decisión tomada de ser migrante haya sido errónea ni tampoco son sinónimos de debilidad o fracaso, al contrario, es normal pasar por este tipo de sensaciones. Si bien existe un pequeño porcentaje de personas que buscan ayuda psicológica para superarlo, en la mayoría de los casos los síntomas van desapareciendo poco a poco y son vistos como parte del proceso de adaptación (Correa Flores, 2016).

No es solo el encuentro con la cultura del país donde se llega sino de la cosmovisión y perspectiva particular de la gente con la que convive el individuo, ya que, debido a la globalización, algunos países cuentan con diferentes nacionalidades, de manera que las personas pueden ser nativas o también pueden encontrarse con migrantes y eso genera una mezcla cultural muy fuerte, una diversidad cultural con la cual el individuo podrá interactuar y relacionarse. 

Si bien es cierto que este fenómeno está connotado a la cuestión negativa dado que la mayoría de los síntomas o sentimientos que presenta una persona pueden llegar a perjudicar la estabilidad emocional, incluso la salud mental y física, las características y circunstancias del otro entorno pueden prestarse para eventos desafortunados a los que el individuo se deberá enfrentar. “La persona que sufre el «shock» cultural se ve obligada, como el soldado y como la víctima de la catástrofe, a luchar con sucesos, relaciones y objetos desconocidos e imprevisibles” (Bautista 2004, p. 10). Sin embargo, el choque cultural se debe interpretar como una experiencia altamente enriquecedora en la formación de cada persona, que conlleva a superar obstáculos y aprender cada vez más en la vida.

Es muy importante subrayar que, ante todo, se viven y se aprenden un sinfín de cosas positivas cuando se está en el extranjero. La gente que participa en un intercambio demuestra tener interés por experiencias nuevas. Y el fenómeno del choque cultural también es una de esas experiencias valiosas. (Hofstede, 2005, citado por García, 2008, p. 8).

En efecto, el impacto no es el mismo para todos y el choque cultural es vivido de forma distinta en todos los casos. Por un lado, están las personas que se van de vacaciones por corto tiempo, en el que alcanzan a conocer las principales características de la cultura y el comportamiento de las personas, la forma de comunicación, así como algunos dialectos; por otro lado, las personas que se van a otro país por motivos de estudio o trabajo ya sea por un periodo de tiempo definido o indefinido, aprehenderán elementos culturales del nuevo espacio de residencia.

El caso de los estudiantes universitarios

El intercambio académico es una de las mejores experiencias que viven los estudiantes universitarios durante su formación académica, más cuando realizan estancias en otro país; esta oportunidad les abre las puertas en muchos sentidos; además de ir a estudiar o a trabajar, tienen la opción de conocer personas, aprender otro idioma e intercambiar cultura. Además de tener el propósito de lograr el aprendizaje de una lengua extranjera y de nuevas materias en el área de estudio en una universidad extranjera, también pretenden que el alumno que hace el intercambio experimente la interculturalidad, por medio de la convivencia y comunicación intercultural (Rudolf, 2014 citado por Ferreira, 2017).

Similar es la experiencia cuando el alumnado realiza movilidad en otra entidad federativa dentro de su país, más cuando se van a grandes ciudades o polos de desarrollo económico. Por ende, en cualquiera de los dos casos durante la estancia, los individuos se enfrentan a diferentes situaciones que deben aprender a sobrellevar y que están acompañadas de emociones y síntomas a causa del impacto que esta experiencia puede provocar. Los intercambios académicos no solo permiten que los estudiantes reconozcan y revaloren su propia lengua y cultura, sino que avancen y hagan visible el sistema de construcción de conocimiento en el que están, conscientemente o no, inmersos. Una forma de hacerlo es que, al compartir su lengua, cultura y saberes, lo hagan con fuertes bases epistemológicas. El resultado no solo tendrá mayor impacto con quienes los escuchan, sino que en el mismo estudiante se estará llevando a cabo un proceso que le permitirá construir conocimiento intercultural (Aupetit, 2014, p 165).

Generalmente, las universidades cubren un porcentaje de los gastos económicos en este tipo de programas, pero el ámbito familiar también influye mucho; no es lo mismo estar en otra ciudad dentro del país, poder tener la posibilidad de viajar un fin de semana, ver a tu familia y tener más comunicación con ellos, que estar en otro lado del mundo esperando que cumplas la estancia o el semestre para regresar a tu comunidad; de modo que contar con el apoyo moral y económico de la familia es muy importante, ya que se está en un lugar desconocido y se pueden experimentar episodios de tristeza, depresión u otros síntomas.

Esta vivencia implica cambiar de entorno, convivir con otras personas, conocer otras culturas, entender el léxico y las jergas que usan; en algunas ocasiones, encontrarse con otros idiomas, enfrentar situaciones a las que no se está acostumbrado, sufrir algún tipo de rechazo, sentirse inseguro e incluso tener problemas académicos.

Una estancia en un país extranjero o bien en otra ciudad significa la confrontación con una cultura ajena a la propia, y con reglas diferentes. Si la persona no se preparó para el encuentro, intentará reaccionar con base a sus modelos de comportamiento y de reflexión aprendidos, lo que significa que el propio comportamiento y el de los otros serán evaluados partiendo de los paradigmas culturales conocidos. (Rehaag, 2008, p 10)

Para el alumnado puede llegar a ser una experiencia muy gratificante y provechosa si la situación se presta para una buena estadía y si la persona logra adaptarse con la otra cultura. De lo contrario, esta experiencia puede llegar a ser un martirio para quienes no están acostumbrados a estos cambios. 

En instituciones de educación superior es común encontrar estudiantes de distintos lugares de procedencia: los foráneos, quienes viven en comunidades, pueblos, provincias u otras ciudades alejados de las capitales y de instituciones educativas, suelen tener pocas oportunidades para estudiar, trabajar y sobresalir, de tal manera que también toman la decisión de dejar su lugar de origen para volverse profesionistas, migrando a las ciudades donde están ubicadas las universidades y así tener mejores opciones para mejorar su calidad de vida y por otro lado, los extranjeros, ya sea porque nacieron en otro país o porque están de intercambio académico.

Esta población debe tener mucha responsabilidad durante el proceso de su carrera profesional, tienen que saber distribuir el dinero y en algunos casos trabajar para pagarse sus estudios, además suelen experimentar y recibir el impacto del choque cultural como consecuencia durante su estancia, en comparación con los estudiantes que residen en la misma ciudad donde se encuentra dicha institución. Deben considerar que no solo es cambiar de lugar de residencia si no que se enfrentan a situaciones difíciles como adaptarse al sitio, adoptar costumbres, interactuar con las personas, buscar la forma de alimentarse y sobrevivir. Asimismo, deben considerar otro tipo de responsabilidades en el lugar donde rentan temporalmente, como aprender a convivir con otras personas, así como respetar las diferentes formas de pensamiento y comportamiento. Estos estudiantes suelen contar con el apoyo económico y moral de sus familias, y en algunos casos tienen que hacer un doble esfuerzo, con ayuda de un trabajo para apoyar económicamente a sus padres, quienes son conscientes de todos los gastos que esto implica.

De la misma forma, el desempeño académico puede verse afectado por alteraciones en su conducta, por situaciones difíciles, por falta de dinero, problemas con las diferencias culturales, entre otras, que provocan que el estudiante se sienta mal, triste, solo, ansioso o caiga en depresión, incluso llegar a desertar, perder algún semestre, la carrera o tener otros problemas. Cornejo (2013, citado por González-Barragán, 2020) indagó acerca de la deserción de los estudiantes debido a razones económicas, sobre todo en estudiantes foráneos, especialmente a quienes son de comunidades rurales, ya que a pesar de que muchos reciben ayuda económica, no logran cubrir la totalidad de los gastos de alimentación, renta, transportación, colegiaturas y materiales escolares. Sin embargo, el ser estudiante foráneo no determina un mal desempeño académico, es cuestión de adaptarse, encontrar soluciones y alternativas y apoyarse de la información, así como de las personas. Este cambio ayuda a que el alumnado sea independiente, responsable y autosuficiente. 

Al respecto: ¿cuáles son las dificultades, consecuencias, impactos y aprendizajes que se experimentan en un choque cultural?, ¿qué bienestar o malestar les provocó el cambio de residencia durante el intercambio académico? ¿qué significados tienen para los estudiantes el choque cultural que experimentan durante el intercambio académico?

METODOLOGÍA

Para este estudio se realizó una investigación de enfoque cualitativo, que se basa en métodos de recolección de datos no estandarizados ni predeterminados completamente (Hernández Sampieri et al., 2014); la recolección consiste en obtener las perspectivas y puntos de vista de los participantes (sus emociones, prioridades, experiencias, significados y otros aspectos más bien subjetivos), también resultan de interés las interacciones entre individuos, grupos y colectividades.

En este trabajo se comparte la experiencia de tres egresados de la Licenciatura en Idiomas, impartida en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), en el sureste de México; quienes experimentaron choque cultural durante movilidad estudiantil internacional realizada en 2013 y 2017. Para ello se les realizó entrevista semiestructurada en 2022, a través de aplicaciones móviles como WhatsApp y Microsoft Teams; las categorías que se consideraron fueron: consecuencia del choque cultural, experiencias y aprendizaje durante la movilidad. Los resultados se presentan en forma de estudios de caso; en la Tabla 1 se exponen características de quienes participaron; los nombres fueron cambiados para preservar el anonimato.

Tabla 1

Características de los sujetos de investigación.

Sujetos

Edad

Semestre que cursaban

Periodo de la movilidad

Tipo de movilidad

País de intercambio

Augusto

31

SEXTO

Febrero 2013 - Agosto 2013

Internacional

USA,

Minnesota

Blanca

27

QUINTO

Agosto 2017 -  Febrero 2018

Internacional

España, Salamanca

Valeria

26

QUINTO

Agosto 2017 - febrero 2018

Internacional

España, Salamanca

 

RESULTADOS

Caso 1: Augusto

Augusto realizó su intercambio en 2013 en la ciudad de Minnesota. en Estados Unidos, durante 6 meses, en el cual enfrentó un choque cultural muy fuerte. Empezando por los trámites y procesos de documentación para viajar, porque visualizó un poco el trato a los extranjeros, relacionándolo con lo que veía en las noticias. Cuando estuvo en el aeropuerto también pudo ver que la autoridad es de carácter fuerte y su forma de hablar es muy directa; en algunos casos suelen ser groseros o contestan inapropiadamente, lo mismo pasa con algunos ciudadanos.

El lugar es muy intenso, en el sentido de que hay mucho movimiento, en cuanto al transporte, la gente, comercios, empresas, etc. A pesar de que es una ciudad cosmopolita, existen personas que viven en la calle y personas en extrema pobreza.

Se le dificultó la adaptación al lugar, al movimiento de la ciudad y a la administración del tiempo. Otro aspecto difícil fue adaptarse a los impuestos en todos los productos que compraba porque el Impuesto al Valor Agregado (IVA) no viene incluido y cuando se dirigía a pagar, el precio subía. En general la ciudad se le hace muy costosa, pero le gustó mucho la estadía porque pudo practicar el idioma, convivir con nativos y muchos extranjeros, tolerar y respetar las diferentes formas de pensar y de comportamiento. Considera que mejoró la habilidad oral en inglés porque de la carrera salió con conocimientos básicos y no tenía oportunidad de practicar su speaking, y también obtuvo un poco de otros idiomas y sobre tecnología.

Caso 2: Blanca

Realizó intercambio en 2017 en la ciudad de Salamanca, España, durante cinco meses y medio, en el cual vivió muchas experiencias que se relacionan con el choque cultural. Tenía un conocimiento previo acerca de este fenómeno, pero fue hasta que lo experimentó cuando tuvo conciencia de ello. Entre España y México encontró muchas diferencias: clima, gastronomía, seguridad, vida saludable y hábito de hacer deporte, así como también la diferencia en el idioma. A pesar de que en ambos países se habla español, los dialectos y las jergas son muy diferentes y a Blanca se le dificultó un poco entender el significado de algunos términos, viéndose en situaciones a veces vergonzosas y raras, incluso llegando a sentirse incómoda por no poder tener esa comunicación inmediata. Sin embargo, el trato de los nativos y de otros visitantes siempre fue amable, recibió buen trato, confianza y apoyo. 

Ella logró adaptarse rápidamente a la ciudad, clima, sistema educativo y gastronomía, aunque extrañó mucho la comida mexicana y la fruta le pareció costosa. Una de las consecuencias que tuvo en ella el choque cultural se relaciona con el nivel de seguridad que hay en España, ya que al volver a México sintió mucha intranquilidad y miedo porque de alguna manera se acostumbró a un ambiente seguro que le representaba la estancia. Del mismo modo, durante su intercambio sintió alegría, ansiedad y también extrañó a su familia, pero sabía que su estadía era temporal. 

Esta experiencia le permitió viajar, conocer gente, visitar lugares, incluso tuvo la posibilidad de moverse a otros países cercanos, donde logró mejorar sus conocimientos en los idiomas y poder hablar más fluido. También aprendió a ser una persona más independiente, comprender y aceptar las diferencias culturales, así como valorar todo lo que tiene en su vida. Afirma que para lidiar con los choques culturales se debe ser paciente, tener la mente abierta, saber escuchar y aprovechar al máximo ese tipo de experiencias.

Caso 3: Valeria

Realizó su intercambio en 2017 en la ciudad de Salamanca, España, durante cinco meses y medio. El choque cultural le significó todas las diferencias en costumbres, comportamientos y tradiciones de una cultura. Antes de irse de intercambio, ella tenía muy poca información acerca de este fenómeno, pero estaba segura en que encontraría cosas distintas.

La experiencia que vivió fue muy agradable, le gustó mucho la ciudad antigua, además de que tuvo la oportunidad de viajar a países cercanos en la misma Europa y a otras ciudades de España; conoció a muchas personas, hizo amistad con los nativos y con otros residentes. El trato recibido fue respetuoso y cariñoso. La gente le pareció amigable y amable. No tuvo ningún inconveniente al momento de comunicarse e integrarse, sin embargo, encontró muchas diferencias en las jergas y formas de hablar de las personas.

En cuanto al lugar, le pareció muy seguro, le gustó mucho la cultura del reciclaje y el cuidado personal. Se le dificultó adaptarse al clima porque oscurecía temprano, así como a la gastronomía sobre todo en los desayunos porque los españoles acostumbran alimentos ligeros y porciones pequeñas, algunas cosas eran muy costosas, como las frutas y otras muy baratas como la papa, el vino entre otras. Otra cosa que le llamó mucho la atención fue que las bibliotecas permanecen abiertas al público las 24 horas y la gente tiene la costumbre de llegar a leer a cualquier hora.

En una ocasión, cuando se encontraba en una fiesta los vecinos, se quejaron del ruido y la policía también llegó al lugar para pedirles que bajaran la música. Esto es porque la población suele ser más tranquila, sobre todo en las celebraciones. Por lo general, a Valeria le llevó dos semanas para asimilar todo el ambiente y adaptarse a todos los escenarios.

Durante su estadía sintió muchas emociones: alegría, felicidad, euforia, intriga; asimismo, extrañó a sus familiares. Cuando quiso regresar a México, se deprimió y le dio tristeza, porque ya se había acostumbrado al país, a la gente y a las oportunidades; piensa que la calidad de vida y la seguridad es mejor en España.

Aprendió a ser tolerante con las opiniones de los demás, respetar las formas de comer y de ser ya que la gente siempre tiene la costumbre de preguntar si son vegetarianos, veganos o alérgicos a algo. En cuanto a su carrera, le amplió la visión para ejercerla.

De acuerdo con el análisis de los casos, la movilidad internacional ha marcado la vida de cada uno de los participantes en todos los ámbitos, convirtiéndose en una experiencia enriquecedora e inolvidable. En el proceso de la entrevista, cada participante expresó con palabras y gestos lo que vivió en esta travesía, sin dejar a un lado todas las emociones que esto les provocó, fue como si la mente de cada uno hubiese regresado a aquel país en el que estuvieron. Al presentarse una oportunidad como esta y tomar la decisión de hacer un intercambio, sufrieron algunas consecuencias: alejarse de su familia y amigos, sentir soledad, dejar la comodidad de su casa para rentar en otro lugar, tomando en cuenta sus necesidades y presupuesto y tuvieron que arriesgar el tiempo de su carrera, es decir, se atrasaron en materias que no pudieron inscribir en la otra universidad, lo que generó un semestre más para cursar durante el retorno. Al entrar en contacto con la otra cultura, tuvieron que convivir con personas desconocidas, adaptarse a sus temperamentos, a su forma de ser y a su comportamiento. De igual manera, se les dificultó la comunicación por la diferencia de idiomas, jergas o acentos; les costó un poco entender a los nativos, incluso a las demás personas de otras nacionalidades que viven en esos países. La convivencia en algunos casos fue difícil porque cada uno tiene diferentes formas de pensar, actitudes, costumbres y diferentes formas de ver la vida.

En el caso de las estudiantes que se fueron a España, se sintieron muy seguras al caminar en la calle, incluso en horas de la noche, pero al regresar a México tuvieron dificultad para volver a adaptarse a ese entorno en el que no hay mucha seguridad.

Los estudiantes aprendieron a adaptarse a lugares y a personas diferentes, practicaron el idioma, se relacionaron con personas de su edad y de otras nacionalidades, aprendieron a vivir solos o con otras personas, a valerse y cuidarse por sí mismos; unos aprendieron a cocinar, algunas costumbres, tradiciones, gastronomía y a ahorrar el dinero, también a ubicarse y moverse en las ciudades de estancia, aprendieron a ser libres y a valorar todo lo que tienen en su vida y lo que se les presenta. Cada persona que tiene la oportunidad de salir de la ciudad o a otro país, sale de una burbuja que le permite observar y estar abierto a cosas nuevas. Así descubrieron habilidades, destrezas, sueños y se generaron nuevos propósitos para sus vidas, así como saber manejar sus emociones y comportamientos. También confiaron en sí mismos y en sus capacidades intelectuales y profesionales. Finalmente aprendieron que antes de tomar una decisión como esta, deben prepararse para enfrentar situaciones adversas.

Por otro lado, adquirieron experiencia y más conocimientos acerca de su carrera profesional, tuvieron la dicha de viajar por primera vez a otro país, conocer aeropuertos, lugares turísticos, conocer gente, simplemente de tener la oportunidad de estudiar en una universidad de otro país. Los sujetos consideran que esta experiencia los hizo más fuertes y profesionales.

Ellos compartieron algunos consejos para lidiar con el choque cultural: aprovechar y disfrutar todas las oportunidades que brindan las instituciones educativas para su formación profesional como intercambios académicos, verano de investigación científica, becas y programas; sugieren informarse y prepararse acerca país de destino.

Igualmente aconsejan que existen millones de formas de pensar, tratar de no tomarse personal la situación y que lo que uno cree no será siempre así. Coinciden en señalar que para lidiar con el choque cultural se debe aprender a ver la vida de distintas maneras y respetar las creencias, los espacios y estilos de vida de cada individuo sin tratar de imponer el suyo.

DISCUSIÓN

Cada uno de los participantes experimentó el choque cultural durante su estancia en el otro país cuando realizaron la movilidad estudiantil internacional, los cuales fueron adaptándose a las características del nuevo entorno a medida que el tiempo transcurría. En efecto, estos resultados coinciden con García (2008) cuando menciona que cualquier persona que viaja a otro lugar por el motivo que sea y sin importar el tiempo de su estadía, experimenta el fenómeno del choque cultural, unos más que otros; y que cada uno aprende a adaptarse y a aceptar las diferencias del entorno conforme a su educación, comportamiento y forma de pensar.

Estas experiencias hacen parte del porcentaje de migración ya que una persona se va al extranjero por cuestiones de estudio para adquirir conocimientos profesionales y también culturales. Suelen ser de las mejores experiencias que pueden vivir los estudiantes universitarios; Restrepo (2021) menciona que la migración positiva se puede dar por razones académicas que esta población busca formarse en el exterior, cambiar de residencia o regresar a su lugar de origen con el fin de obtener experiencia que les facilite la búsqueda de oportunidades laborales, por lo que hoy en día más jóvenes piensan en salir del país y crecer en todos los ámbitos. Si bien, no todo suele ser positivo, porque en este proceso se encuentran con el choque cultural que cambia radicalmente su vida.

Los participantes coinciden en que antes de vivir esta travesía, tenían conocimiento muy básico o teórico acerca del choque cultural porque lo habían estudiado en las asignaturas de su carrera, sin embargo, refieren que no comprendían bien el significado de este hasta que lo vivieron. De acuerdo con Oberg (1954) el choque cultural se presenta cuando observamos situaciones de la vida cotidiana diferentes en el otro ambiente y que al observar estas diferencias se debe luchar con relaciones, sucesos y objetos desconocidos tal y como lo menciona Bautista (2004). Todos refieren que se encontraban en una burbuja o en un entorno al que siempre estaban acostumbrados a observar y que al salir de ahí descubrieron infinidad de cosas positivas que les permitió abrir su mente, entender el ambiente y respetarlo.

Por otro lado, los estudiantes padecieron algunos síntomas antes, durante y después de su estadía, los cuales tuvieron que aprender a manejar con el paso del tiempo, coincidiendo con el autor Correa Flores (2016), cuando menciona que estos padecimientos hacen parte de esta experiencia y que, en la mayoría de los casos, estos van desapareciendo poco a poco en el proceso de adaptación. Al mismo tiempo, el alumnado no pudo tener una comunicación inmediata con el otro entorno a causa de las diferencias lingüísticas que existen en las lenguas de cada país y ciudad. Por lo que les tomó tiempo entender las jergas, los acentos, el otro idioma, la forma de comunicarse y expresarse.

El choque cultural suele ser un impacto y a veces puede afectar mucho el comportamiento y la salud mental de las personas; Hofstede (2005) afirmó que en una experiencia como esta sea cual sea el motivo del viaje, se vive un sinfín de cosas positivas en las que se pueden rescatar muchos aprendizajes para la vida. Los alumnados estudiaron en otro país, adquirieron conocimientos acordes a su carrera, conocieron otra cultura, interactuaron con otras personas, aprendieron idiomas, viajaron y vivieron experiencias únicas que hacen parte de esos aspectos positivos.

De acuerdo con el INEGI, entre 2015 y 2020, 12% de la población migrante en México lo hizo por razones de estudio, sobre todo a países con oportunidades de estudio, tales como Estados Unidos, Canadá o España; al respecto, Pellegrino (2003) menciona que las naciones desarrolladas son las más buscadas para emprender la experiencia académica sobre los idiomas.

CONCLUSIONES

En efecto, los programas de movilidad estudiantil juegan un papel muy importante en la formación académica, ya que permite al universitario construir conocimiento intercultural en el que aprenden a convivir con personas de diferentes costumbres, hábitos y tradiciones, además de adquirir experiencia. Los intercambios no solo permiten descubrir ese otro lugar, sino también que los estudiantes reconozcan su origen y valoren sus elementos culturales para compartirlos en el espacio en que se encuentren. 

Es muy importante resaltar que ante todo es necesario sensibilizar a todas aquellas personas que estén pensando en viajar por cualquier razón, ya sea por estudio, trabajo, mejor calidad de vida o por aspectos negativos, sobre el impacto que representa cambiar de espacio al que se está acostumbrado. Porque no es lo mismo irse de vacaciones unos días, a dejar la comodidad del hogar por irse a otro espacio por cierto tiempo. El choque cultural siempre estará presente en todos los lugares a donde se vaya, se da en toda ocasión que un individuo cambia de entorno cultural al que está acostumbrado.

Los participantes reconocen que la paciencia, comprensión, entendimiento y tolerancia son aspectos necesarios para lograr una adaptación y comunicarse mejor. El choque cultural resulta necesario para crecer como persona y madurar, implica percibir la vida con oportunidad para aprovechar, de valorar el lugar al que se pertenece y a darse cuenta de que la vida es corta y que hay que aprender mucho más de ella. El alumnado tuvo malestares y consecuencias al momento de enfrentarse a este fenómeno, pero aprendieron a manejarlo adecuadamente. Los aprendizajes y la experiencia que adquirieron, sin duda les van a servir en su vida laboral.

Cuando se es estudiante de Idiomas, es necesario informarse sobre este fenómeno porque para esta población, viajar e interactuar en un ambiente nativo resulta ser indispensable para aprender y entender bien la lengua. Así que el choque cultural aparecerá cada vez que el individuo salga de su entorno, siendo de gran importancia tener un conocimiento y una mente abierta para que el día de mañana cuando decidan ejercer su carrera sepan manejar el choque y, sobre todo, obtener lo positivo de todas las experiencias que se viven. Finalmente, este estudio también es un contenido de consulta muy relevante para aquellos estudiantes que quieran aventurarse y vivir una experiencia como esta, inolvidable, llena de oportunidades, dificultades, consecuencias e impactos, pero con el objetivo siempre de rescatar los aspectos positivos y aprender de los negativos.

REFERENCIAS

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