La
Evolución de las Competencias Tecnológicas en el Campo de la Traducción Profesional
Jessica Steffi Asencio Brito [1] https://orcid.org/0009-0003-5150-6482 Universidad Juárez Autónoma de Tabasco Villahermosa - México
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Mtro. Eleazar Morales Vázquez https://orcid.org/0000-0003-1596-5043 Universidad Juárez Autónoma de Tabasco Villahermosa - México
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Mtra. Nelly del Carmen Córdova Palomeque Nelly.cordova.palomeque@gmail.com https://orcid.org/0000-0003-4604-4722/ Universidad Juárez Autónoma de Tabasco Villahermosa - México
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Las competencias que se requieren para ser un traductor profesional han cambiado a lo largo del tiempo. Este cambio constante ha sido principalmente debido a la evolución tecnológica. Así, los avances científicos han permitido que el desarrollo tecnológico pueda ser aplicado en distintas disciplinas con el fin de optimizar las labores de cada profesión. Y, en el caso de la traducción profesional, esta optimización forma parte del ideal que se busca como traductor en la actualidad. Esto es, tener la capacidad de ejercer su profesión y resolver situaciones de forma práctica y eficiente, logrando un resultado de calidad. Es por esta razón que en este artículo se presenta una revisión de literatura realizada en torno a las investigaciones elaboradas sobre las competencias tecnológicas del traductor profesional y su evolución a través de la década anterior y hasta la actualidad.
Palabras clave: competencias tecnológicas; competitividad tecnológica; digitalización.
The Evolution of Technological Skills in the Field of Professional Translation
The skills required to be a professional translator have changed over time. This constant change has been mainly due to technological evolution. Thus, scientific advances have allowed technological development to be applied in different disciplines in order to optimize the work of each profession. And, in the case of professional translation, this optimization is part of the ideal that is sought as a translator today. That is, having the ability to practice their profession and solve situations in a practical and efficient way, achieving a quality result. That is why this article presents a review of the literature carried out around the research carried out on the technological competences of the professional translator and its evolution through the previous decade and up to the present.
Artículo recibido 20 agosto 2023
Aceptado para publicación: 28 setiembre 2023
Elementos de la subcompetencia instrumental-profesional:
Identificar, utilizar y valorar la fiabilidad de las fuentes de documentación.
Organizar y realizar la búsqueda de terminología veraz, así como gestionar recursos terminológicos.
Manejar las principales aplicaciones y herramientas tecnológicas de utilidad para la traducción e interpretación.
Conocer el mercado local, regional, nacional e internacional y comprender el funcionamiento de los ámbitos laborales, fiscales y empresariales.
Conocer las principales pautas para evaluar la calidad de las traducciones.
Comprender y valorar la deontología de la traducción e interpretación en los campos profesional y social.
Conocer las principales asociaciones profesionales nacionales e internacionales.
Así, este planteamiento dio pie a que dentro de la formación académica de los futuros traductores se requiriera la inclusión de aspectos orientados al desarrollo integral de los alumnos que no necesariamente se incluían en los currículos basados en una enseñanza puramente lingüística y cultural. De este modo, fue necesario tomar en cuenta las características de las nuevas generaciones para poder crear nuevos planes de estudio actualizados no solamente para adaptarse al sistema educativo y social, sino también a los estudiantes.
Respecto a lo anterior, Prensky (2010) abordó en sus investigaciones que los alumnos nativos digitales (generación que nació y creció con la era digital) difieren en formación de los profesores inmigrantes digitales (quienes vieron nacer la era digital y tuvieron que adaptarse a esta), por lo que existe una brecha generacional que tiende a ocasionar problemáticas en el proceso enseñanza-aprendizaje. Este problema parte básicamente como consecuencia de los estímulos digitales que los estudiantes han recibido durante su crecimiento, por lo que el cerebro de la generación nativa digital es fisiológicamente distinto al de los profesores inmigrantes digitales.
Más adelante, Prensky (2011) exhorta a los profesores a ser mediadores entre los alumnos y el uso de la tecnología, de forma que puedan orientarlos para aprovechar los beneficios de estas herramientas, pero teniendo ellos como estudiantes el control de su aprendizaje y así procurar que se conviertan en autodidactas para que en el futuro puedan seguir actualizándose. En otras palabras, se presupone que los docentes deben ser parte de la formación académica para que los alumnos desarrollen sus competencias tecnológicas, mas no la única fuente de instrucción, tomando en consideración que fuera del entorno escolar los alumnos deberán seguir aprendiendo persistentemente.
Asimismo, Boodhoo (2018) enfatiza que en la actualidad es necesario realizar constantemente un análisis de los aspectos esenciales en la formación de los traductores e intérpretes para desarrollar metodologías que se adapten a los nuevos escenarios profesionales y de investigación. Esto, por supuesto, conlleva un reto que no es únicamente del ámbito educativo, sino del desarrollo científico del país.
En este sentido, la instrucción académica para los futuros profesionales de la traducción se ha convertido en un proceso a la par de los cambios sociales en los que la evolución tecnológica es protagonista. Esto implica que el área de la traducción profesional se encuentre permanentemente en progreso, debido a que los nuevos conocimientos sobre el mundo, así como las nuevas competencias que se requieren para afrontar la realidad actual, forman parte de todo aquello que el traductor debe adquirir para lograr un desarrollo integral en su profesión.
Sin embargo, este constante cambio social que ha repercutido en el campo académico de la traducción hace que la investigación científica sobre esta temática sea también evolutiva y por lo tanto los referentes de la literatura se vuelven cada vez más heterogéneos, lo que implica que resulte muy complejo para las instituciones educativas mantenerse actualizados y lograr así diseños curriculares a la vanguardia. Por ello, en este artículo se presenta una revisión de literatura de los estudios en torno a las competencias tecnológicas requeridas para la traducción profesional que se han destacado a partir de la década anterior hasta la actualidad, con el fin de analizar los aspectos que se mantienen inmutables y aquellos que han sido modificados por las necesidades sociales.
Este estudio documental se estableció como una revisión de literatura cuya finalidad fuese permitir una perspectiva cronológica acerca de cómo las competencias tecnológicas en el ámbito de la traducción profesional han cambiado debido a los avances en este campo.
En primer lugar, es necesario recalcar que, según Santiago et al. (2012):
...la investigación como concepto y como práctica, implica dar pasos precisos para descubrir, representar, recrear y reconstruir un determinado objeto de conocimiento, lo que nos permitirá transformarlo. La investigación en consecuencia, nos hace posible situar y relacionar un objeto en un contexto más amplio y dinámico en constante devenir, no estático. (p. 4).
Asimismo, Santiago et al. (2012) señalan que los documentos deben ser entendidos como libros, investigaciones, informes, periódicos, revistas, entre otros, elaborados por una persona, un grupo, una organización o una institución. Es decir, deben ser registros o rastros de algo que ha sucedido y proporcionar información, datos o cifras que sean de utilidad para la sociedad. Estos, dentro de la investigación documental, se recopilan con el fin de realizar una revisión de literatura para detectar, obtener y consultar la bibliografía y otros materiales de utilidad.
De esta manera, para elaborar el presente artículo se siguió la pauta de Santiago et al. (2012) que consistió en recopilar fuentes encontradas sobre el tema determinando la justificación por la cual cada uno era de utilidad. Posteriormente, se clasificaron documentos primarios y secundarios para finalmente seleccionar fuentes primarias de información registradas a partir del 2012.
Para Díaz (2005), la vinculación entre la traducción y la tecnología se fortaleció y afianzó a través del tiempo, desde el uso indispensable de la computadora hasta la utilización de procesadores de texto y programas para edición, además de la inminente cantidad de información que debe consultarse mediante la web.
Además, no debe olvidarse que dentro de las modalidades de traducción se encuentra la traducción audiovisual (TAV), la cual abarca contenidos que se difunden mediante el cine, la televisión, el video, internet, entre otros (Irabien, 2003). Por lo tanto, las competencias digitales son indispensables para lograr un desenvolvimiento eficiente en las diversas áreas laborales que ofrece la traducción, sobre todo si se considera que es una de las modalidades menos abarcadas durante la formación académica.
Así, la traducción como profesión evolucionó encaminada hacia la digitalización, ya que se necesitaban diversas herramientas tecnológicas que con el paso del tiempo también se desarrollaron hasta volverlas herramientas digitales. Esto se hizo mucho más evidente dentro de la modalidad de TAV.
De acuerdo con la perspectiva de Díaz en la entrevista que realizó Orrego (2013), la TAV es un objeto de estudio multimodal y semiótico, lo que hace que el académico requiera conocimientos de cine, de estudios de imagen y sonido, de ciencias de la comunicación, de sistemas de producción, distribución y exhibición de material audiovisual, entre otros. No obstante, los estudios por lo general se enfocan en las áreas tradicionales de la traducción, lo que hace que los traductores se encuentren muy apegados al concepto de texto escrito y a la dimensión lingüística, por lo que es para lo que se preparan, dejando de lado una gran parte del área laboral futura.
Ambos estudios mencionados anteriormente disciernen en sus planteamientos y por ende muestran dos situaciones distintas determinadas por el contexto. Por una parte, una formación centrada en los conocimientos lingüísticos que no dan cabida al desarrollo de habilidades informáticas. Por otro, una formación que se centra en las habilidades informáticas y deja de lado la formación integral del estudiante. Por su puesto, esta disparidad demuestra ya entonces una falta de congruencia de lo experimentado durante la formación para traductor.
En este punto, es necesario esclarecer que las competencias tecnológicas siguen siendo eso, competencias, por lo que requieren de un profesionista que las desarrolle y aplique. Esto ha sido motivo de discusión en el campo científico, ya que existen opiniones divididas acerca del papel de la tecnología.
Por ejemplo, en el 2017, Piccioni realizó un estudio con estudiantes de traducción. En este, se aplicó una prueba de traducción directa e inversa, para después responder un cuestionario sobre sus razonamientos para resolver problemas planteados en las traducciones. La autora encontró que, si bien los recursos informáticos son una herramienta de utilidad para los traductores, estos no pueden compensar el nivel de las competencias lingüísticas y los conocimientos especializados, así como toda la formación de un traductor profesional, por lo que la tecnología no debe considerarse como un sustituto de los profesionales.
De este modo, se pueden subrayar distintos puntos que han sido relevantes a través del tiempo en las investigaciones realizadas.
En primer lugar, es necesario asumir que la docencia, no solamente dentro de la carrera de traducción, sino de cualquier campo, requiere ser competitiva ante la realidad actual. Esto implica que, tal y como se menciona en el estudio de Rodríguez y Cabell (2021) los docentes deben prepararse para afrontar los requerimientos de la era digital, siendo así la competencia digital un conjunto de conocimientos, ejercicios y experiencia en el uso adecuado de las tecnologías para el aprendizaje de los estudiantes. Y esta preparación también debe ser oportuna en el área de traducción, especialmente si se considera que existe una modalidad que depende en gran medida de dichos conocimientos como lo es la TAV.
En segundo lugar, es un requerimiento que en las instituciones académicas se analicen los procesos de aprendizaje de los estudiantes y se consideren los cambios generacionales que repercuten en aspectos clave de la enseñanza tanto cognitivos como sociales. Sobre ello, Díaz-García et al. (2020), determinaron que la relación entre el enfoque que se le da al aprendizaje del alumnado, si este es profundo o es superficial, y el uso que le dan a la tecnología, tanto académico como personal, requiere de mucha más investigación que permita ampliar el panorama de los procesos de aprendizaje que determinan el aprendizaje per se.
Finalmente, es imprescindible tener en cuenta que las competencias tecnológicas son consecuencia de un proceso evolutivo que ha surgido a raíz de los cambios en el mundo que han requerido de nuevas herramientas para enfrentarse a lo desconocido. Esto implica, según Vargas-Murillo (2019), que su diseño, elaboración y evaluación por lo general se encuentre en manos de los usuarios que son quienes plantean las necesidades que tienen, lo cual hace aún más necesario tener en cuenta que un adecuado análisis de lo que se requiere para ser un traductor con competencias tecnológicas a la vanguardia debe ir de la mano con análisis social que involucre no solamente los requerimientos académicos y profesionales, sino que abarque desde las necesidades básicas de los seres humanos hasta aquellas de índole especializada.
La revisión de literatura realizada para el presente artículo permite concluir que a través de los años no ha existido un consenso en el campo académico para integrar en la formación de los futuros traductores las competencias tecnológicas, pero siendo utilizadas durante la aplicación de los conocimientos lingüísticos y culturales que el traductor necesita. En otras palabras, los planes de estudio han sido disyuntivos, contemplando un opuesto u otro, pero sin lograr una consagración de las distintas competencias que se requieren para poder dedicarse a la traducción profesional y con ello prepararlos eficazmente para el campo laboral.
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