Tendencias Investigativas sobre el Desarrollo de Competencias Básicas en Lenguaje a partir de la Filosofía para Niños

 

José Luis Ortega Cuello[1]

Jloc84@hotmail.com

https://orcid.org/0000-0001-8206-1883

Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología UMECIT

Panamá

 

RESUMEN

La enseñanza por competencias plantea un reto mayúsculo para las instituciones educativas. No es solo un enfoque que exige la transmisión de conocimientos, sino que también demanda la formación integral de los estudiantes en habilidades, destrezas y valores. Esta formación integral va más allá de la adquisición de información y se sumerge en cómo el estudiante puede usar, integrar y aplicar ese conocimiento en situaciones reales y cambiantes. Por tanto, se definió como objetivo el presente artículo analizar las tendencias investigativas relacionadas con el desarrollo de competencias básicas en lenguaje a partir de la filosofía para niños. Metodológicamente se fundamentó en un análisis documental cualitativo. Se concluyó que los estudios presentados demuestran la relevancia de incorporar metodologías interdisciplinarias en la educación primaria. la importancia de involucrar a los niños en debates y diálogos filosóficos para mejorar sus habilidades lingüísticas. Al estimular el pensamiento crítico, la capacidad de cuestionamiento y la articulación de argumentos, se propicia un desarrollo más holístico de las habilidades comunicativas. En la idea de que la comunicación en el ámbito educativo requiere de espacios auténticos de diálogo y reflexión. La calidad de la comunicación no depende solamente de la cantidad de información compartida, sino de la profundidad de los intercambios generados, lo que implica una escucha activa y una participación equitativa entre docentes y alumnos.

 

Palabras clave: tendencia; investigación; competencia; filosofía


 

Research Trends on the Development of Basic Language Skills from Philosophy for Children

 

ABSTRACT

Competency-based teaching poses a major challenge for educational institutions. It is not only an approach that requires the transmission of knowledge, but also demands the integral formation of students in skills, abilities and values. This comprehensive training goes beyond the acquisition of information and immerses itself in how the student can use, integrate and apply that knowledge in real and changing situations. Therefore, the objective of this article was to analyze research trends related to the development of basic language skills based on philosophy for children. Methodologically, it was based on a qualitative documentary analysis. It was concluded that the studies presented demonstrate the relevance of incorporating interdisciplinary methodologies in primary education. The importance of involving children in philosophical debates and dialogues to improve their language skills. By stimulating critical thinking, the ability to question and the articulation of arguments, a more holistic development of communication skills is encouraged. In the idea that communication in the educational field requires authentic spaces for dialogue and reflection. The quality of communication does not depend only on the amount of information shared, but also on the depth of the exchanges generated, which implies active listening and equal participation between teachers and students.

 

Keywords: trend; research; competence; philosophy

 

 

 

Artículo recibido 20 agosto 2023

Aceptado para publicación: 25 setiembre 2023

 

 


INTRODUCCIÓN

La integración de la filosofía en la educación primaria no es un mero capricho pedagógico; es una respuesta a la necesidad de promover una formación más completa y crítica en los estudiantes. Esta propuesta busca que los niños no solo aprendan a leer y escribir, sino también a pensar, razonar y cuestionar. La filosofía para niños, como propone Matthew Lipman, no es solo acerca de la exposición de grandes pensamientos filosóficos, sino sobre el cultivo de la habilidad para preguntar, para inquirir y para desarrollar una mentalidad crítica frente al mundo. Es precisamente esta curiosidad, inherente a la filosofía, la que se alinea con la necesidad de desarrollar competencias básicas en lenguaje. Estas competencias no solo permiten la comunicación, sino también la construcción de conocimientos, habilidades y valores esenciales para el desempeño de los estudiantes en un mundo en constante cambio.

En cuanto a la importancia del desarrollo cognitivo, autores como Beltrán y Pozo han profundizado en su estudio, subrayando que es más que simplemente aprender hechos o adquirir habilidades; es también sobre cómo pensar sobre el propio pensamiento, cómo procesar la información y cómo aplicarla en diferentes contextos. Carrascal et al. (2018) con sus investigaciones, evidencian que el desarrollo cognitivo y metacognitivo no es uniforme en todos los individuos, y por tanto, es fundamental considerar un enfoque educativo diferenciado, atendiendo a las particularidades de cada estudiante.

El enfoque metacognitivo es vital en el proceso educativo, ya que ayuda a los estudiantes a ser conscientes de su propio aprendizaje, permitiéndoles regular y optimizar sus estrategias de estudio y comprensión. Esto es crucial, ya que en un mundo globalizado y en constante cambio, las habilidades metacognitivas permiten a los estudiantes adaptarse, aprender y aplicar conocimientos en diversos contextos y situaciones.

Es decir, la inclusión de la filosofía en la educación primaria y la promoción de competencias metacognitivas representan herramientas poderosas para formar individuos críticos, reflexivos y adaptativos. La educación, en este marco, no es solo transmisión de información, sino formación de individuos capaces de enfrentar, comprender y transformar su entorno, siendo agentes activos y conscientes de su proceso de aprendizaje.

Ramírez (2018) introduce al concepto de aprendizaje situado, lo que nos lleva a reflexionar sobre la importancia de que los conocimientos no sean estáticos o limitados a un solo contexto. El aprendizaje situado subraya la relevancia de aprender no solo contenidos, sino también cómo aplicar esos contenidos en diversos escenarios y situaciones. Esta perspectiva está en sintonía con las demandas actuales de la educación, donde el simple hecho de conocer no es suficiente; es crucial saber cómo usar ese conocimiento de manera efectiva en contextos cambiantes y multifacéticos. Al exponer a los estudiantes a problemas de creciente complejidad, se les anima a pensar críticamente, adaptarse y, sobre todo, transferir lo aprendido a nuevas situaciones, una habilidad esencial en la sociedad contemporánea.

Del Rio (2017), por su parte, se concentra en cómo desarrollar esas habilidades de pensamiento. Más allá de la mera memorización o adquisición de conocimientos, se trata de dotar a los estudiantes de herramientas que les permitan analizar, sintetizar y evaluar la información. Las "herramientas cognitivas" o "redes conceptuales" no son simples técnicas o estrategias, sino marcos estructurados de comprensión que pueden ser aplicados en diferentes dominios del conocimiento. Estas herramientas permiten a los estudiantes navegar por el vasto mar de información, seleccionando, conectando y aplicando lo que es relevante.

Sin embargo, a pesar de la claridad teórica sobre la importancia de estos enfoques, la realidad en muchas instituciones educativas es diferente. Como se observa en el estudio, a menudo hay un desajuste entre lo que se promueve en el currículo o el modelo pedagógico y lo que realmente se practica en el aula. Este desajuste puede ser el resultado de diversas barreras, como la falta de formación docente en estas metodologías, las presiones para cubrir un extenso currículo o incluso la falta de recursos y apoyos.

El énfasis en un enfoque "mecanicista, instrumental y reproductivo", como se destaca en la experiencia compartida, es preocupante. No solo limita las posibilidades de aprendizaje genuino y profundo de los estudiantes, sino que también reduce la educación a un simple proceso de transmisión de contenidos, en lugar de ser un espacio para el desarrollo de habilidades críticas, la resolución de problemas y la adaptación al cambio. Esta situación pone de manifiesto la necesidad urgente de reflexionar sobre las prácticas pedagógicas y reorientar los esfuerzos hacia un enfoque más centrado en el estudiante, donde se le dote de las herramientas necesarias para prosperar en el siglo XXI.

La enseñanza por competencias plantea un reto mayúsculo para las instituciones educativas. No es solo un enfoque que exige la transmisión de conocimientos, sino que también demanda la formación integral de los estudiantes en habilidades, destrezas y valores. Esta formación integral va más allá de la adquisición de información y se sumerge en cómo el estudiante puede usar, integrar y aplicar ese conocimiento en situaciones reales y cambiantes. Tal como mencionas, es esencial el entendimiento, asimilación y regulación por parte de los educadores para garantizar que esta formación por competencias se traduzca en resultados efectivos, en donde el "saber" y el "saber hacer" estén intrínsecamente ligados y sean relevantes en contextos actuales y futuros.

Tobón (2006) expone acerca de la naturaleza de las competencias en la educación. Como bien señalas, las competencias no deben verse como un modelo pedagógico rígido, sino como un enfoque. Esta distinción es fundamental. Mientras que un modelo pedagógico dicta cómo deben estructurarse y llevarse a cabo los procesos de enseñanza y aprendizaje, un enfoque proporciona una lente a través de la cual se pueden interpretar y llevar a cabo dichos procesos. Las competencias, por lo tanto, no son una receta estricta, sino una guía que permite a los educadores y a las instituciones moldear su enseñanza de acuerdo con las necesidades y realidades específicas de su contexto.

Es crucial entender que este enfoque no limita o restringe la implementación de otros modelos pedagógicos; más bien, puede complementar y fortalecerlos. La enseñanza por competencias, por su naturaleza holística y aplicada, puede integrarse con diversos modelos pedagógicos, ofreciendo a los estudiantes una formación rica, dinámica y contextualizada. Esta versatilidad es precisamente lo que hace a la enseñanza por competencias tan valiosa en el ámbito educativo contemporáneo.

Por último, vale la pena enfatizar que el desafío no termina simplemente en adoptar un enfoque basado en competencias. Es esencial que los docentes y las instituciones estén en constante revisión y adaptación, asegurando que el enfoque se implemente de manera efectiva, y que realmente conduzca al desarrollo de habilidades, destrezas y valores en los estudiantes, preparándolos no solo para los desafíos académicos, sino también para enfrentar y contribuir positivamente a la sociedad del siglo XXI.

Teniendo en cuenta lo anterior, el presente artículo tiene como objetivo analizar las tendencias investigativas relacionadas con el desarrollo de competencias básicas en lenguaje a partir de la filosofía para niños.

METODOLOGÍA

El desarrollo del presente artículo se orientó desde un análisis documental cualitativo, representa un esfuerzo metódico para procesar y destilar la información contenida en textos, ofreciendo un panorama claro y comprensible para quienes consulten los resultados. Tal y como señalan Dulzaides y Molina (2004), este proceso de indagación técnica tiene el objetivo primordial de describir y representar la información de una manera que facilite su posterior uso y divulgación. Es, por lo tanto, un ejercicio de síntesis y organización que demanda precisión y claridad por parte del investigador.

No obstante, el verdadero reto radica en garantizar que el proceso de síntesis y representación no distorsione el mensaje original del documento. Es aquí donde la habilidad del investigador para interpretar y condensar se vuelve esencial. Esta interpretación requiere una capacidad crítica para discernir las ideas primordiales del documento y plasmarlas en un nuevo texto que conserve su esencia, evitando la introducción de ambigüedades o la infiltración de las ideologías personales del investigador.

Por otro lado, el proceso de análisis documental no es simplemente reducir y reinterpretar. También involucra etapas de clasificación de la información, lo que permite organizarla de manera coherente y lógica, facilitando su consulta y comprensión. Adicionalmente, las fases de extracción y redacción exigen del investigador habilidades específicas para elegir y redactar la información de manera clara y concisa, asegurando que el contenido es fiel a la fuente original.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

La necesidad de adoptar un enfoque basado en competencias en el ámbito educativo surge de la demanda de adaptarse de forma adecuada y efectiva a las transformaciones sociales y tecnológicas, particularmente por el auge de las tecnologías de la información y la comunicación y por la transformación del ejercicio profesional individual. Garcés y Pérez (2017) señalan que, en la década de 1970, se valoraban principalmente las habilidades para realizar tareas específicas vinculadas a una profesión en particular, priorizando el concepto de tarea sobre el de responsabilidades integradas en un sistema empresarial. La instrucción y la ejecución de la tarea dentro de la organización eran primordiales.

Sin embargo, en los años 80, las demandas laborales evolucionan hacia la necesidad de que los empleados tengan conocimientos y habilidades no solo para una tarea específica, sino para una variedad de funciones laborales. Zabala, Marcano y Chávez (2013) mencionan que esto llevó a valorar las competencias individuales en relación con las competencias a nivel organizacional, poniendo de manifiesto la importancia de maximizar y desarrollar la competencia de los individuos dentro de las instituciones. Esta perspectiva desencadenó reformas en países como Inglaterra y Australia, con el objetivo de mejorar la competitividad laboral, dando lugar a una fuerza laboral más versátil y adaptable.

Trujillo (2014) comenta que, en Estados Unidos, un análisis enfocado en identificar las características de los trabajadores exitosos de diversas agencias gubernamentales, incluyendo la CIA, reveló que más allá de los conocimientos, estos empleados poseían habilidades, actitudes, valores, y otras cualidades que los distinguían como competentes. Este hallazgo facilitó la creación de perfiles laborales y la determinación de criterios específicos para ciertos roles. Así, al referirse al enfoque basado en competencias, se alude a su integración y consolidación en el sistema educativo estadounidense y a la formación del talento humano desde esta perspectiva.

Chomsky (1957) formuló por primera vez el concepto de competencia en su obra "current issues in linguistic theory", vinculándolo a la teoría de la sintaxis. Definió la competencia lingüística como el entendimiento que tanto hablantes como oyentes tienen de su idioma. A partir de esta definición, surgieron diversas conceptualizaciones de competencia, como la ideológica (1970), comunicativa (1972), enciclopédica (1981) y discursiva (1882), entre otras.

En la década de los 90, Bunk (1994) incorporó el término "competencia" en el ámbito educativo, describiéndolo como una demostración de habilidades y conocimientos que una persona tiene para realizar ciertas tareas. Este concepto se convirtió en esencial en la relación entre educación y trabajo. Bunk enfatizó que la educación debe enfocarse en proveer a los estudiantes las habilidades, competencias y aptitudes necesarias. Durante este periodo, se reflexionó sobre la "pedagogía del trabajo", la cual tenía como metas el desarrollo personal, cambios en comportamiento y la cualificación básica para la formación laboral, enfatizando en competencias como técnica, metodológica, social y participativa.

Los sistemas educativos en Colombia tradicionalmente han priorizado la enseñanza sobre el aprendizaje. A lo largo de la historia, Colombia ha experimentado dos reformas educativas significativas: la ley 39 de 1903, que confió la educación al Ministerio de Instrucción Pública sin profundizar en su estructura; y la ley 115 de 1994, que redefine la educación como un proceso de formación continua, cultural y social. Esta última transformó la concepción de educación de ser meramente instructiva a ser formativa.

Con el tiempo, la función educativa pasó de ser simplemente "instruir" a "explicar", luego con el advenimiento de las teorías constructivistas, el enfoque se trasladó hacia "aprender". Salas (2013) indica que para el año 2000, se había consolidado un modelo donde los docentes actuaban como mediadores en la educación, buscando formar estudiantes como agentes activos y líderes en la sociedad. Sin embargo, para ser efectivos en este modelo competitivo, los estudiantes necesitan conocer tanto su entorno como a sí mismos, desarrollando habilidades de aprendizaje autónomo y centradas en competencias.

Por último, el Ministerio de Educación Nacional (2006) señala que desde mediados de la década anterior, siguiendo la ley 115 de 1994, la educación se guiaba por indicadores de logro y directrices curriculares. Estas directrices ayudaban a las instituciones educativas a definir sus objetivos, seleccionar contenidos y desarrollar sus propios proyectos educativos.

La filosofía para niños ha sido un enfoque pedagógico que ha despertado el interés de muchos investigadores, ya que tiene el potencial de fomentar el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo en los estudiantes desde edades tempranas. García (2018) se centró en cómo la filosofía para niños puede mejorar las competencias básicas en lenguaje en primaria. En su investigación, García sostiene que introducir conceptos y debates filosóficos a niños les proporciona herramientas valiosas para explorar y cuestionar el mundo a su alrededor, lo que, a su vez, mejora sus habilidades lingüísticas y comunicativas.

García subraya la importancia de la participación activa y la discusión en el aula como medio para desarrollar habilidades lingüísticas. A través de debates y diálogos filosóficos, los niños no solo se ven desafiados a pensar de manera crítica y a cuestionar las ideas, sino que también se les brinda la oportunidad de expresarse y argumentar, poniendo en práctica y mejorando sus habilidades comunicativas. Esta relación directa entre la filosofía para niños y el desarrollo de competencias lingüísticas es de gran valor para los educadores, ya que destaca la necesidad de metodologías interdisciplinarias en el aula de primaria.

Además de esto, Olivos (2019) también discute las implicaciones prácticas de su propuesta. Según él, para que la comunicación sea efectiva en el ámbito educativo, es necesario que se den espacios de reflexión y diálogo genuino en el aula, donde tanto el maestro como el alumno sean escuchados y valorados en igual medida. Esto implica reconocer la importancia de la participación activa del estudiante, ofreciendo oportunidades para que expresen sus ideas, formulen preguntas y se involucren en discusiones constructivas con sus pares y docentes. La calidad de la comunicación en la educación, según Olivos, no se basa solamente en la cantidad de información transmitida, sino en la profundidad y relevancia de los intercambios que se generan en el aula. Por tanto, la formación docente también debería considerar estrategias y técnicas que fomenten la comunicación efectiva para propiciar un ambiente de aprendizaje enriquecedor y significativo.

Así mismo, Ayala (2019) llevó a cabo una tesis doctoral centrada en la influencia del "Taller Comunicándonos" en las competencias comunicativas y interculturales de docentes de una universidad privada. El propósito fundamental de este estudio era discernir cómo este taller afectaba estas competencias específicas en los educadores. Adoptando un enfoque cuantitativo y basándose en el método hipotético deductivo, Ayala empleó un diseño experimental, seleccionando una muestra de 40 docentes de una población total de 45. Para recopilar información, el autor se valió de herramientas como encuestas y cuestionarios, buscando determinar el nivel de competencias comunicativas e interculturales de los docentes antes y después del taller.

Sin embargo, los hallazgos de la investigación arrojaron resultados inesperados. A pesar de que el taller fue diseñado específicamente para fortalecer las competencias comunicativas de los docentes, los resultados mostraron que no hubo cambios significativos en cómo los docentes practicaban la enseñanza de esta competencia después de la intervención. En otras palabras, el taller no parecía haber tenido un impacto notable en la habilidad comunicativa de los docentes participantes.

A pesar de estos resultados, Ayala no desestimó la importancia del taller. En su lugar, sugirió que podría ser beneficioso expandir la implementación del taller a todas las materias, con el objetivo de integrar modelos de comunicación intercultural y variados modos de representación en el aula. Adicionalmente, propuso el uso de diversas herramientas didácticas que permitieran a los docentes visualizar y demostrar lo que estaban aprendiendo. Ayala defendía que estas estrategias podrían enriquecer la capacitación de los docentes en competencias comunicativas y promover una perspectiva intercultural en la enseñanza.

En su estudio Vilímec (2019) se adentró en las prácticas pedagógicas de los docentes en las escuelas primarias checas, centrándose específicamente en las capacidades comunicativas relacionadas con la expresión oral. Su principal interés radicaba en comprender cómo los profesores estructuraban y conducían las actividades de expresión oral y el impacto de estas en el aprendizaje lingüístico de los alumnos. Al observar 30 clases y 45 distintas actividades, Vilímec se sumergió en el análisis profundo de las metodologías y técnicas empleadas por los docentes para promover y reforzar las habilidades de expresión oral en sus estudiantes.

Los hallazgos de Vilímec arrojaron luces interesantes sobre las prácticas en el aula. Se descubrió que los docentes a menudo combinaban el uso de la lengua materna de los estudiantes con la lengua meta, en este caso, el checo. Esta estrategia pedagógica parece facilitar la comprensión y permitir una comunicación más efectiva, especialmente cuando se considera a aquellos estudiantes que aún están en las etapas iniciales de aprender el checo. Además, el estudio destacó cómo estas actividades comunicativas impactaban directamente en el refinamiento de las habilidades verbales de los alumnos.

Lo más destacado del trabajo de Vilímec es su enfoque en la adaptabilidad de los docentes. La investigación subraya cómo los profesores, conscientes de los diferentes niveles de competencia lingüística de sus estudiantes, adaptan y modifican sus estrategias para apoyar individualmente a cada alumno. Esta adaptabilidad es esencial, ya que proporciona un apoyo diferenciado según las necesidades de cada estudiante.

El estudio llevado a cabo por Sabine (2019) arroja luz sobre un aspecto crucial de la enseñanza en la actualidad: la importancia de abordar la competencia comunicativa intercultural en el proceso educativo. La elección de Sabine por analizar esta competencia en el ámbito de la enseñanza del francés como lengua extranjera en escuelas secundarias de la Región de Murcia aporta un contexto específico, pero las conclusiones pueden tener relevancia en un escenario más amplio.

El reconocimiento de la diversidad, tanto propia como ajena, es una pieza clave en el proceso de desarrollo de la CCI. Sabine descubre que, al fomentar la autoconciencia y el entendimiento mutuo en el aula, se facilita una profunda transformación en la percepción del alumno. Esta percepción ampliada permite a los estudiantes no solo adquirir habilidades lingüísticas, sino también aprender a navegar y comprender las complejidades de diferentes culturas, evitando así prejuicios y juicios precipitados.

Por otro lado, es esencial resaltar que la competencia comunicativa intercultural no se puede adquirir de forma aislada. Sabine destaca que es necesario un dominio sólido de las competencias comunicativas básicas para luego poder construir sobre ellas y desarrollar habilidades interculturales. En otras palabras, la capacidad de comunicarse de forma efectiva en el propio idioma es la base sobre la que se desarrollan las habilidades de comunicación intercultural.

La conclusión de Sabine subraya la necesidad de integrar la formación en CCI en la enseñanza del francés como lengua extranjera, ya que, más allá de las habilidades lingüísticas, se están cultivando ciudadanos globales que respetan y valoran la diversidad cultural. Esta formación, en última instancia, promueve un entorno educativo más inclusivo y respetuoso.

CONCLUSIONES

En décadas pasadas, el mercado laboral estaba orientado principalmente a la especialización y la realización de tareas muy específicas. Un trabajador era valorado por su capacidad para llevar a cabo un conjunto particular de tareas, y la formación profesional se centraba en inculcar esas habilidades especializadas. Sin embargo, con el avance tecnológico y las transformaciones socioeconómicas, las demandas laborales comenzaron a diversificarse. Las organizaciones ya no buscaban únicamente trabajadores que supieran hacer una cosa bien, sino que deseaban individuos que pudieran adaptarse, aprender y desempeñarse en diferentes roles. Esto llevó a un cambio en el enfoque educativo, dejando de lado la mera transmisión de conocimientos técnicos para enfocarse en el desarrollo de competencias versátiles.

La tecnología ha sido una de las principales fuerzas motrices de este cambio en las demandas laborales. La automatización, la inteligencia artificial y otras innovaciones tecnológicas han reemplazado muchas tareas rutinarias, haciendo que las habilidades técnicas específicas se vuelvan obsoletas con mayor rapidez. Al mismo tiempo, la globalización ha creado un entorno de trabajo interconectado, donde la colaboración, la comunicación y la capacidad para trabajar en diferentes culturas y contextos se han vuelto fundamentales. Esta dinámica ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con trabajadores que posean competencias blandas, como la resiliencia, el pensamiento crítico y la capacidad de trabajar en equipo, además de habilidades técnicas.

Reconociendo estas necesidades cambiantes, el sistema educativo ha comenzado a adaptarse. En lugar de centrarse solo en transmitir un cuerpo fijo de conocimientos, las instituciones educativas están ahora diseñando currículos que fomenten el desarrollo de competencias. Estas competencias no solo incluyen habilidades técnicas, sino también habilidades interpersonales, capacidad de resolución de problemas, pensamiento crítico, entre otras. La idea es preparar a los estudiantes no solo para un trabajo específico, sino para un mundo laboral en constante evolución, donde la capacidad de aprender y adaptarse es crucial.

En este nuevo panorama, las competencias individuales han tomado un papel protagónico en la definición del éxito profesional. Las organizaciones buscan individuos que no solo tengan el conocimiento técnico necesario, sino que también posean las actitudes, valores y habilidades blandas que les permitan desempeñarse con éxito en diversos roles y adaptarse a los cambios. La flexibilidad, la proactividad, la capacidad de colaboración y otras competencias similares se han vuelto criterios esenciales a la hora de seleccionar y promover a los empleados. Es un reconocimiento de que el valor de un trabajador ya no se mide solo por lo que sabe, sino también por cómo aplica ese conocimiento en diferentes situaciones y cómo se adapta a un mundo en constante cambio.

Los estudios presentados demuestran la relevancia de incorporar metodologías interdisciplinarias en la educación primaria. la importancia de involucrar a los niños en debates y diálogos filosóficos para mejorar sus habilidades lingüísticas. Al estimular el pensamiento crítico, la capacidad de cuestionamiento y la articulación de argumentos, se propicia un desarrollo más holístico de las habilidades comunicativas. En la idea de que la comunicación en el ámbito educativo requiere de espacios auténticos de diálogo y reflexión. La calidad de la comunicación no depende solamente de la cantidad de información compartida, sino de la profundidad de los intercambios generados, lo que implica una escucha activa y una participación equitativa entre docentes y alumnos.

La complejidad de implementar intervenciones educativas con resultados tangibles. A pesar de que su investigación no mostró cambios significativos después del "Taller Comunicándonos", resalta la importancia de la adaptabilidad y la revisión continua de las metodologías para lograr resultados más efectivos en el futuro. Se resalta la importancia de la adaptabilidad de los docentes en el aula, considerando las diferentes competencias lingüísticas de los estudiantes. Esta adaptabilidad, que combina el uso de la lengua materna y la lengua meta, facilita la comprensión y promueve una comunicación más efectiva, siendo crucial para apoyar las distintas necesidades de los alumnos.


 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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[1] Autor Principal

Correspondencia: Jloc84@hotmail.com