La Importancia de la Inteligencia Emocional para la Mejora del Rendimiento Académico y la Inclusión en el Nivel Medio Superior

 

Rodolfo Jaimes Del Moral[1]

rodolfojaimes2099@yahoo.com

https://orcid.org/0009-0003-0162-5248

Universidad Veracruzana

 

RESUMEN

El presente texto aborda el tema de la inteligencia emocional como rasgo potenciador del desempeño académico de estudiantes en riesgo de exclusión en el sistema educativo mexicano, dentro del nivel medio superior. Se destacan estudios que dan cuenta de lo anterior y el área de oportunidad que representa incluir el aspecto afectivo en las interacciones de enseñanza y aprendizaje. Además de favorecer lo concerniente al desempeño académico, el modelo de inteligencia emocional, propuesto por Mayer y Salovey (1997), ha demostrado también coadyuvar en otras áreas importantes de la vida, favoreciendo una adecuada gestión emocional en las personas. De esta manera, hacer investigaciones en este sentido, además de obtener los beneficios señalados, podría ser un medio valioso para incidir también de manera exitosa en el tema de la inclusión en educación.

 

Palabras clave: inteligencia emocional; rendimiento académico; investigación educativa; bachillerato; educación inclusiva


 

The Importance of Emotional Intelligence for Improving Academic Performance and Inclusion at The High School Level

 

ABSTRACT

This text addresses the issue of emotional intelligence as a trait that enhances the academic performance of students at risk of exclusion in the Mexican educational system, within the high school level. Studies stand out that account for the above and the area of ​​opportunity that includes the affective aspect in teaching and learning interactions. In addition to favoring academic performance, the emotional intelligence model, proposed by Mayer and Salovey (1997), has also proven to help in other important areas of life, favoring adequate emotional management in people. In this way, carrying out research in this sense, in addition to obtaining the indicated benefits, could be a valuable means to also successfully influence the issue of inclusion in education.

 

Keywords: emotional intelligence; academic performance; educational research; high school; inclusive education

 

 

 

 

Artículo recibido 03 noviembre 2023

Aceptado para publicación: 09 diciembre 2023

 


 

INTRODUCCIÓN

El servicio educativo en el país reconoce una serie de áreas deficitarias que requieren atención urgente e inmediata (Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación [INEE], 2018); a saber, cobertura del servicio en zonas marginadas, capacitación y actualización de formación docente, mejora y ampliación de bienes muebles e inmuebles, por mencionar algunas. De igual manera, reconoce una serie de limitantes para la puesta en marcha de dicha atención. Una de las más importantes tiene que ver con la situación económica del país y de su población, que obliga a prestar el servicio educativo sin la suficiente infraestructura y sin la suficiente formación docente. Por otro lado, la misma situación económica orilla a los usuarios a recibir este servicio en condiciones muy desfavorecidas, como la de tener una deficiente alimentación o no tener el recurso para transportarse para asistir a clases presenciales.

Lo anterior, además de significar un problema muy delicado, también es el detonador de otros problemas de diferente índole, pero que no son menos importantes (Bácama, 2014). En el nivel medio superior existe un sector importante de estudiantes en riesgo de exclusión por diversas circunstancias dentro de las que se encuentran la reprobación y el abandono, según datos del INEE (Op. Cit).

DESARROLLO

En estudios de inteligencia emocional se hace referencia a la necesidad de un correcto manejo de las emociones dentro de los procesos de aprendizaje, tanto para potenciar estos últimos como para hacer frente a más vicisitudes aun fuera del ámbito escolar (Goleman, 2001). También, uno de los objetivos de la educación inclusiva es ofrecer una experiencia educativa de calidad a todos los integrantes de la sociedad. Ante esta situación, la puesta en práctica de una intervención psicoeducativa dirigida a la inteligencia emocional de los estudiantes podría tener un efecto favorable en su rendimiento académico, coadyuvando a los propósitos de inclusión de la normativa vigente en el plano educativo.

En investigaciones procedentes de diversos países, se puede apreciar un constante interés respecto a la inteligencia emocional y su influencia en el rendimiento académico. Lo cual apunta hacia la importancia que se le confiere a ambos términos y a la búsqueda de elevar dichos niveles en un mundo que parece compartir problemáticas similares respecto a la salud mental y la preparación académica de sus habitantes.

En Nigeria (Nwadinigwe y Azuka-Obiekese, 2012) se investigó el impacto de la inteligencia emocional en el rendimiento académico de estudiantes de secundaria. El supuesto de que la inteligencia emocional favorece el rendimiento académico se probó utilizando el método estadístico descriptivo, análisis de covarianza (ANCOVA) y estadístico de coeficiente de correlación producto momento de Pearson. El estudio reveló que existe una relación positiva entre las habilidades de inteligencia emocional y el rendimiento académico, de modo que el desarrollo de habilidades de inteligencia emocional en un estudiante conducirá a la mejora de su rendimiento académico. Los autores llegaron a la conclusión de que existe la necesidad de inculcar el desarrollo de habilidades de inteligencia emocional en el currículo escolar, dado que ello contribuye a la mejora del rendimiento académico de los estudiantes.

En Malasia, por ejemplo, existe un estudio en el cual se buscó examinar el impacto de los cinco elementos de inteligencia emocional, como los definen Mayer y Salovey (1993, como se citó en Azizi Yahaya et al., 2012): autoconciencia, gestión emocional, automotivación, empatía, habilidades interpersonales en el rendimiento académico de estudiantes de secundaria. Los participantes del estudio fueron 370 estudiantes procedentes de 4 escuelas secundarias, seleccionados mediante un muestreo aleatorio estratificado, de los cuales 127 alumnos fueron hombres (34,32%) y 243 mujeres (65,68%).

Para el análisis de los datos obtenidos, se hizo uso de la inferencia estadística de la r de Pearson y regresión múltiple. Los resultados mostraron que la significativa relación entre autoconocimiento (r = 0,21), gestión emocional (r = 0,21) y empatía (r = 0,21) en el nivel de p<0,05 con el rendimiento académico. El resultado del análisis de regresión múltiple (paso a paso) mostró que sólo tres elementos de la inteligencia emocional, que es la autoconciencia (ß = 0261), la automotivación (ß = -0182) y empatía (ß = 0167) explicaron el 8,7% de la variación de criterio (rendimiento académico).

El instrumento utilizado en este estudio fue un cuestionario de 20 ítems seleccionados a partir de otras pruebas diseñadas para la medición de emociones y sentimientos, a saber: Test the ability of self-awareness, Test the ability of emotion, Empathy Scale, y el Intrinsic Motivation Inventory, (Op. Cit.).

La investigación también presentó un modelo diseñado para reflejar la relación entre los elementos de la emoción inteligencia y rendimiento académico. Estos estudios implican que el nivel de inteligencia emocional contribuye y mejora las habilidades cognitivas en el estudiante.

En países de habla hispana, incluido México, se ha realizado diversos estudios cuyo eje ha sido la medición de la inteligencia emocional, así como la relación que guarda este rasgo con el desempeño académico. En Colombia, por ejemplo, Páez-Cala y Castaño-Castrillón (2015) llevaron un estudio que tenía como objetivo describir la inteligencia emocional y determinar qué relación guardaba con el rendimiento académico de estudiantes universitarios. Para ello, se utilizó el instrumento EQ-I de Bar-On para medir la inteligencia emocional en una muestra de 263 estudiantes de diversos programas de formación. Se trató de una investigación analítica de corte transversal, aplicada a la muestra mencionada, extraída de una población de 3209 alumnos. El modo de muestreo fue probabilístico no estratificado por programa y género. Las variables de estudio fueron inteligencia cognitiva clásica e inteligencia emocional.

Los resultados obtenidos llegaron a la conclusión de que existía una correlación entre inteligencia emocional y la nota promedio en aquel momento, además de referir que estos resultados coinciden con los de otros estudios similares, como el de López-Munguía, así como el de Prieto-Rincón et al., ambos en 2008, también en Perú con estudiantes universitarios (Op. Cit). Cabe hacer mención que en estos estudios no se presentó ninguna intervención que buscara potenciar la inteligencia emocional; en su lugar, se limitaron a conocer cuál era la puntuación obtenida de este rasgo y su relación con el desempeño académico.

Con respecto a estudios con intervenciones para potenciar la inteligencia emocional, Aguaded-Gómez y Valencia (2017) realizaron una investigación en un centro de educación infantil y primaria (CEIP) de España con 48 niños de cinco años, en el que describen los resultados de trabajar la inteligencia emocional a través de una serie de estrategias enmarcadas en un conjunto de actividades para conseguir la identificación, comprensión, expresión y la regulación emocional de estos estudiantes.

Se trabajó con un grupo experimental al que se le aplicó el programa compuesto por tres bloques y una actividad inicial que servía de línea para determinar los conocimientos previos que poseía los alumnos. Cada bloque contenía tres actividades acompañadas de una descripción de éstas. Con dichas estrategias se pretendía fomentar la identificación y la expresión adecuada de emociones, así como fomentar un ambiente óptimo dentro del aula. Desarrollar habilidades para regular los estados emocionales y concientizar a los estudiantes que la violencia no es la mejor manera de resolver los conflictos.

Para la recopilación de los datos, se utilizó la observación, el diario de clase y el registro anecdótico durante los cuatro meses que duró el estudio. También, se hizo uso de una rúbrica evaluativa durante todo el proceso en las que se estableció los criterios (lo consigue, en proceso, no lo consigue) en cuanto a la adquisición de contenidos. Los resultados presentaron una diferencia significativa entre el grupo control y el experimental, siendo favorable en este último que en el primero, además de señalar una vez más que el rendimiento académico se encuentra vinculado en gran medida a los aspectos emocionales de los estudiantes; así, quienes son emocionalmente competentes, presentan un mejor rendimiento académico.

En México se llevó a cabo un estudio con adolescentes para medir su inteligencia emocional y conocer la relación de ésta con su rendimiento académico (Buenrostro-Guerrero et al., 2011). Para tal fin, utilizaron el EQ-i: YV (Inventario de Inteligencia Emocional de BarOn), el TMMS 24 (Trait Meta Mood Scale) para medir la inteligencia emocional y el promedio de las calificaciones obtenidas de 439 estudiantes de primer año de secundaria. Nuevamente, los resultados arrojaron una correlación entre inteligencia emocional y rendimiento académico, donde los alumnos con rendimiento académico alto obtuvieron mayores puntajes en inteligencia emocional. Este estudio sirve también como antecedente del uso del TMMS 24 en población mexicana, donde los resultados obtenidos fueron estimados como confiables por parte de los autores.

Asimismo, en México, se realizó otro estudio para validar el TMMS 24 en estudiantes adolescentes (Ocaña-Zúñiga, García-Lara, y Cruz-Pérez, 2019). El diseño fue de tipo no experimental y transversal ex post facto. El total de participantes fue de 3,270, egresados de un bachillerato público, cuya selección se hizo a partir de un muestreo no probabilístico, por conveniencia. La edad de estos osciló entre los 17 y 23 años, con una distribución por sexo es de 69.9% mujeres y 30.1% hombres.

Para el estudio se realizó un análisis semántico de los ítems que conforman el instrumento TMMS 24. Dos expertos en el campo estuvieron a cargo de dicha revisión, quienes valoraron la correspondencia conceptual entre los ítems y el dominio específico a medir, atendiendo las características del contexto regional. Lo anterior permitió la realización de una prueba piloto del instrumento con un grupo de 30 adolescentes, cuyos resultados corroboraron la comprensión de los ítems, por lo que no se llevaron a cabo modificaciones a éstos. Posterior a la aplicación del instrumento a la muestra referida, se procedió al análisis estadístico, que consistió en capturar los datos en un fichero del SPSS v.21. La confiabilidad del instrumento se calculó el coeficiente Alfa de Cronbach, cuyo resultado fue satisfactorio (α=.910), con lo que se concluyó que el TMMS 24 es un instrumento fiable y válido para evaluar la Inteligencia emocional en adolescentes mexicanos.

Considerando los resultados y conclusiones reportados en los estudios anteriores, respecto a la correlación de la inteligencia emocional de las personas con su rendimiento académico, la implementación de una intervención psicoeducativa de esta naturaleza podría significar una oportunidad importante para elevar el rendimiento académico de estudiantes de bachillerato, permitiendo con esto disminuir el riesgo de exclusión educativa y social, como consecuencia de la reprobación y abandono escolar, además de proveerles recursos de gestión emocional que les permitirían hacer frente a diferentes vicisitudes de la vida cotidiana.

En educación media superior, pese a los esfuerzos por parte de autoridades y personal que desempeña sus labores dentro de los planteles, persiste la situación de un bajo rendimiento académico por parte de un sector de la población estudiantil que la conforma. Se puede señalar una mayor incidencia de reprobación y abandono escolar en planteles que se encuentran en zonas consideradas marginadas (Vidales, 2009).

En la modalidad semiescolarizada o mixta, los estudiantes provienen de contextos socioeconómicos de pobreza y marginación, lo cual, de acuerdo con Espinoza (2005, como fue citada en Nava, Rodríguez y Zambrano, 2007), es un factor que incide en la situación de reprobación y abandono descrita, a la vez de constituirse un riesgo muy alto de exclusión, tanto social como educativa, pues ante la posibilidad de abandono de estudios, se limita el acceso a oportunidades de una mejor calidad de vida, además de acrecentarse el riego, por la cercanía a entornos sociales marginados, al consumo de sustancias adictivas y dañinas, como lo son el cigarro, el alcohol y otro tipo de narcóticos.

Las teorías cognitivas, que explican el cómo se aprende, pueden coadyuvar a enfrentar esta situación. En este sentido, la investigación psicológica representa una alternativa importante, al ofrecer un apoyo igualitario e incluyente a sectores de la población vulnerables, por situaciones de riesgo particulares; a saber, la edad, la condición socioeconómica, de adicciones, de vulnerabilidad en la dimensión psicológica por depresión y ansiedad, entre otras.

Por otro lado, al hablar de población adolescente, la investigación psicológica puede incidir favorablemente en otra área importante en la vida de la población juvenil, que es su formación académica, pues, como ya se mencionó, en ella tienen lugar procesos de formación no sólo educativa, sino social y, por ende, de bienestar psicológico. Por medio de esta actividad de investigación en el campo psicológico, es posible atender a un número importante de jóvenes que se encuentren en tal situación de riesgo.

Si bien es cierto que la afectación psicológica y las formas de afrontamiento varían de un caso a otro, en la psicología existen modelos que han resultado eficientes y aplicables en distintos ámbitos y contextos. Uno de ellos es el modelo de inteligencia emocional propuesto por Mayer y Salovey (1997). Este modelo parte de la premisa fundamental de que el bienestar psicológico depende del adecuado manejo afectivo en tres dimensiones específicas, a saber: atención a los sentimientos, claridad emocional y reparación de las emociones.

En muchos países, incluido México, se ha buscado implementar el modelo de la inteligencia emocional en programas educativos, pues dentro de esta concepción, la educación emocional se presenta como una posible solución a diversos problemas del sector educativo, como los ya señalados. Desde este paradigma, la carencia en alguno de los componentes de la inteligencia emocional afecta de manera importante a los estudiantes en áreas tan diversas como sus relaciones interpersonales, su bienestar psicológico, rendimiento académico y en la aparición de conductas dañinas, como el consumo de drogas.

Una intervención con dichas características las contiene el Programa Educación Emocional desarrollado por Segura y Arcas (2003), el cual se sustenta en el concepto de “analfabetismo emocional”, entendido como una carente o deficiente inteligencia emocional con todas las implicaciones que ello conlleva. Se encuentra además vinculada con dos de las inteligencias acuñadas por Gardner; a saber: las inteligencias intrapersonal e interpersonal, que son la capacidad de autoconocerse y motivarse uno mismo, así como la capacidad de empatizar y relacionarse con otros, respectivamente (Segura y Arcas, 2003). La puesta en práctica de esta propuesta redundaría en la mejora de la salud, tal como es entendida por la OMS en la que se destaca no sólo la ausencia de enfermedad, sino la evidencia de bienestar físico, mental y social.


 

CONCLUSIÓN

Por todo lo anterior expuesto y para determinar si una intervención psicoeducativa con base en la inteligencia emocional tendrá efectos favorables para aspectos como el desempeño académico, resultará valioso observar cómo ésta se implementa en un escenario real como lo es la situación cotidiana de aula. Para ello sería indispensable de la participación de estudiantes que, además cursar la etapa escolar descrita, se encuentren en un entorno susceptible al riesgo de exclusión, tal como lo es la modalidad semiescolarizada de los planteles pertenecientes a la Dirección General de Bachillerato, dado por sus características geográficas de encontrarse en zonas marginadas de la ciudad, como del entorno familiar y socioeconómico del cual proceden. Si el estudio demuestra que la intervención es favorable en su desempeño académico e inteligencia emocional, este conocimiento resultará útil para nuevos estudios y para la toma de decisiones con respecto a la puesta en marcha de estrategias didácticas que incorporen la información obtenida en el estudio. En el caso de que la intervención no resultara útil para los propósitos del estudio, sus efectos en los participantes serán inocuos en todo caso, pues se trata de una intervención que no atenta contra la integridad física, moral o psicológica de los estudiantes.

Como ya se mencionó, uno de los objetivos de la educación inclusiva es ofrecer un servicio educativo de calidad; en este sentido, de obtenerse los resultados esperados en el presente estudio, este conocimiento se puede aprovechar ampliamente en los niveles regional y nacional, pues se trata de una intervención que, por su naturaleza, se puede replicar sin mayor dificultad en prácticamente cualquier contexto.

Los resultados se pueden difundir por diversos medios, como pueden ser: publicaciones en revistas especializadas, presentación de resultados a las autoridades de los planteles que hayan participado y en conferencias en el resto de los planteles para dar a conocer el proceso, los resultados y las conclusiones obtenidas a través del estudio. Los beneficiarios de este conocimiento serán los estudiantes participantes, las autoridades del subsistema de bachillerato que permitieran el estudio e investigadores de estos temas que busquen coadyuvar a los propósitos de la educación inclusiva.


 

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[1] Autor principal.

Correspondencia: rodolfojaimes2099@yahoo.com