La campaña militar conjunta en Afganistán – Una guerra sin fin

 

Oswaldo Mauricio González Mosquera

[email protected]

Dirección de Investigación y Desarrollo Militar

 del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas

Quito – Ecuador

 

Luis Abrahan Meneses Quelal

[email protected]

Academia de Guerra del Ejército Ecuatoriano

Quito- Ecuador

 

 

RESUMEN

Hablar de la guerra de Afganistán es de gran importancia, por cuanto ha sido la más larga de la historia de los Estados Unidos de Norteamérica, con una duración de aproximadamente veinte años, que parece “ir llegando a su fin” con el anuncio por parte del actual presidente de los Estados Unidos Joe Biden, de retirar a 3500 efectivos militares que aún permanecen en tierras afganas hasta el 31 de agosto del año en curso; justamente luego de veinte años del ataque terrorista perpetrado a los Estados Unidos donde aproximadamente 3000 personas perdieron sus vidas, y que detonó el inicio de la guerra en Afganistán. Por la prolongada duración de esta guerra, se la clasifica en cinco fases, de las cuales el presente estudio basa su análisis en parte de los acontecimientos acaecidos durante la segunda fase, establecida desde 2002 hasta 2008, y específicamente se enfoca en la emblemática operación Anaconda, que tuvo lugar entre el 2 y 16 de marzo de 2002. El objetivo del presente estudio es, por consiguiente, analizar de manera histórica, documentada y fundamentada en la doctrina militar vigente tanto de las Fuerzas Armadas del Ecuador y de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (por ser las protagonistas de la guerra) la conducción militar terrestre de la operación Anaconda. El alcance es analizar la serie de derechos humanos que fueron vulnerados durante la guerra, a pesar de existir convenios del derecho internacional humanitario que protegen a las personas y los bienes afectados. Las conclusiones que se desprenden de ésta investigación, entre otros aspectos, resaltan la trascendencia de un liderazgo efectivo para lograr el éxito de las operaciones basado en una conducción militar fundamentada en aspectos doctrinarios como son las características del enemigo y del campo de batalla, la forma de maniobra y la acción decisiva para alcanzar la conquista del objetivo final.

Palabras clave: conducción militar; grupo armado organizado; liderazgo; derechos humanos; derecho internacional humanitario

 

 

 


 

The joint military campaign in Afghanistan - The endless war

 

ABSTRACT

Referring to the war in Afghanistan is of great relevance since it has been the longest in the history of the United States of America, lasting for about twenty years, and apparently “coming to an end” with the announcement of Joe Biden, the current President of the United States, to withdraw 3,500 military personnel who still remain on Afghan soil until August 31st of this year; precisely when remembering almost twenty years of the terrorist attack perpetrated to the United States, where approximately 3,000 people lost their lives, and which triggered the beginning of the war in Afghanistan back in 2001. Such an extended war in time, it has been classified into five phases, out of which the present study bases its analysis in part on the events occurred during the second phase, established from 2002 to 2008, and specifically focuses on the emblematic Anaconda operation, which took place between March 2 and 16, 2002. This study aims to analyze historically and documented, the military conduct of the Anaconda operation based on the current military doctrine of both the Armed Forces of Ecuador and the Armed Forces of the United States (i.e. for being the protagonists of the war in Afghanistan). This study also analyzes the series of violated human during the war, despite the existence of international humanitarian law conventions that protect people and property compromised in the conflict areas. Among other aspects, this investigation highlights the importance of effective leadership to achieve the success of military operations based on an effective leadership that considers doctrinal aspects such as the characteristics of the enemy and the battlefield, the way of maneuver and decisive action to achieve the mission.

 

Keywords: conduct of military operations; armed organized group; leadership; human rights; international humanitarian law

 

Artículo recibido: 02 Setiembre. 2021

Aceptado para publicación: 30 Setiembre. 2021

Correspondencia: [email protected]

    Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

1.        INTRODUCCIÓN

Analizar la campaña militar conjunta en Afganistán es de gran importancia pues permite entender la finalidad de expulsar a los talibanes[1] del poder para negar a Al-Qaeda una base de operaciones segura en Afganistán. El 7 de octubre de 2001, la coalición de fuerzas estadounidenses y británicas, inició el ataque aéreo a Afganistán, con una intensa campaña de bombardeos; el apoyo logístico fue proporcionado por las fuerzas aliadas de Francia, Alemania, Australia, Canadá, Italia y Nueva Zelanda. A estas fuerzas se sumaron las tropas de rebeldes anti-talibanes de la Alianza del Norte. La invasión de Afganistán fue la descarga inicial de la "guerra contra el terrorismo" liderada por los Estados Unidos, y constituyó una respuesta bélica a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, D.C. en la cual murieron cerca de 3000 personas, y que fueran perpetrados por fuerzas terroristas lideradas por Osama bin Laden, máximo líder de la organización terrorista Al-Qaeda[2]. Luego de doce días de intenso ablandamiento aéreo, iniciaron los ataques terrestres por parte de las tropas de la coalición anti-terrorista (History.com, 2010).

Según Witte (2021), la guerra de Afganistán consta de cinco fases. La primera fase, para derrocar a los talibanes (la facción política y religiosa ultraconservadora que gobernó Afganistán y proporcionó refugio a Al-Qaeda), fue breve y solo duró dos meses, hasta que los talibanes fueron expulsados de Kabul en diciembre de 2001, en la batalla de Tora Bora. La segunda fase, desde 2002 hasta 2008, estuvo marcada por una estrategia estadounidense para derrotar militarmente a los talibanes y reconstruir las instituciones centrales del estado afgano. La tercera fase, dio un giro hacia la doctrina clásica de la contrainsurgencia, comenzó en 2008 y se aceleró con la decisión del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama en 2009, de aumentar temporalmente la presencia de tropas estadounidenses en Afganistán, lo cual se mantuvo hasta el fin de su mandato en enero de 2017. La cuarta fase, se marca entre 2017 a 2020 con la decisión política de Donald Trump de progresar en las conversaciones de paz entre Estados Unidos y los talibanes, la cual, a pesar de sus tropiezos e inconvenientes, llegó a buen término el 29 de febrero de 2020, con la firma del acuerdo que demarcaba el camino para una reducción significativa de las tropas estadounidenses en Afganistán e incluía garantías de los talibanes de que el país no sería utilizado para actividades terroristas, así como también señalaba la liberación de prisioneros de guerra de ambas partes. La quinta y última fase, inició con la presidencia de Joe Biden, quien, desde el momento de su elección en noviembre de 2020, anunciara el retiro progresivo de las tropas norteamericanas. En efecto, al 21 de abril de 2021, tan sólo 3500 efectivos permanecían en Afganistán, y éstos se retirarán en su totalidad hasta el 31 de agosto del año en curso, independientemente de si se logran avances en las conversaciones de paz intra-afganas o si los talibanes reducen sus ataques contra las fuerzas de seguridad y los ciudadanos afganos; las tropas de la OTAN en Afganistán también se retirarán (U.S. Council on Foreign Relations, 2021).

La problemática del tema radica en que, tal como ya lo advirtió el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el retiro de las tropas permitirá que Afganistán se convierta nuevamente en un refugio para los terroristas permitiendo que el estado islámico reconstruya su califato. Y en efecto, a través de los medios de comunicación se está viendo que al asumir los talibanes nuevamente el poder, se ha desatado una ola de incertidumbre en la región, así como una desesperación en la población afgana que mira con terror el retorno de los talibanes a Kabul.

El costo económico para los Estados Unidos en veinte años de guerra ha sido muy alto, según BBC News Reality Check team (2020), un estudio realizado por la Universidad de Brown estima un gasto de $ 978 billones. Así mismo, el costo en vidas humanas ha sido lamentable, estimándose que las fuerzas estadounidenses han sufrido más de 2.300 muertes y alrededor de 20.660 soldados heridos en combate. Pero las cifras de bajas estadounidenses se ven minimizadas ante la pérdida de vidas de las fuerzas de seguridad afganas y la población civil. La misma investigación de la Universidad de Brown estimó que la pérdida de vidas de las fuerzas nacionales en Afganistán sobrepasa los 64,100 muertos desde octubre de 2001 a la fecha.

Enmarcados en el contexto general de los veinte años de guerra en Afganistán, es de gran importancia el analizar cada una de sus fases desde los puntos de vista de conducción militar, liderazgo, derechos humanos y derecho internacional humanitario; ello permitirá un entendimiento claro del desarrollo de la guerra con argumentos debidamente fundamentados, que, a su vez, sirven para actualizar la doctrina militar de cualquier ejército del mundo.

No obstante, los veinte años de guerra en Afganistán descritos por fases y de manera sucinta, conllevan a la formulación del siguiente problema: ¿Cómo ha incidido en la superioridad militar de la campaña militar conjunta en Afganistán liderada por los Estados Unidos de Norteamérica, las características, finalidades y fundamentos de la conducción militar, así como las perspectivas, atributos y competencias de los líderes involucrados en las diferentes fases de la guerra y sus repercusiones en la aplicación de los derechos humanos y derecho internacional humanitario?

El presente estudio por consiguiente, tiene como objetivos analizar de manera histórica, documentada y fundamentada en la doctrina militar vigente tanto de las Fuerzas Armadas del Ecuador y de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (por ser las protagonistas de la guerra en Afganistán): (i) la conducción militar terrestre de la operación Anaconda, (ii) el liderazgo demostrado en ella por parte del Teniente Coronel Paul LaCamera, y (iii) los derechos humanos vulnerados y los aspectos fundamentales inherentes al derecho internacional humanitario.

En términos del alcance, la investigación desarrollada delimita su análisis a parte de los acontecimientos acaecidos durante la segunda fase (establecida desde 2002 hasta 2008) de la guerra de Afganistán, ya que dentro de este periodo tuvo lugar la emblemática operación Anaconda, específicamente desde el 2 al 16 de marzo de 2002, cuyos detalles se presentan en la sección subsiguiente.

2.        ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS O MATERIALES Y MÉTODOS

2.1    Breve resumen de la primera e inicio de la segunda fase de la campaña militar conjunta en Afganistán

De acuerdo al Manual de Conducción Militar Terrestre publicado por el  Ejército Ecuatoriano (2020a), p. 64, la guerra de Afganistán constituye una campaña militar conjunta, pues se desarrolla a través de una serie de operaciones con fuerzas de gran magnitud que conciben “maniobras estratégicas, operacionales, sucesivas y/o simultáneas, que se desarrollan hasta la consecución del objetivo estratégico final que dio origen a la campaña”.

La invasión a Afganistán en octubre de 2001, conocida como Operation Enduring Freedom en el lenguaje militar de los Estados Unidos, tuvo la intención de destruir a la organización Al-Qaeda liderada por el cerebro terrorista Osama bin Laden, que tenía su sede en ese país, y era apoyada por el gobierno extremista fundamentalista talibán que había gobernado la mayor parte del país desde 1996. En las semanas previas a la invasión, tanto Estados Unidos como el Consejo de Seguridad de la ONU habían exigido que los talibanes entregaran a Osama bin Laden para su enjuiciamiento. Después de considerar insatisfactorias las contraofertas de los talibanes, entre ellas el juzgar a bin Laden en un tribunal islámico, la invasión comenzó con un bombardeo aéreo a las instalaciones de los talibanes y Al-Qaeda en Kabul, Kandahar, Jalalabad, Konduz y Mazar-e-Sharif. Después de que la campaña aérea debilitó las defensas de los talibanes, la coalición comenzó una invasión terrestre conjuntamente con las Fuerzas de la Alianza del Norte[3]. El 12 de noviembre de 2001, poco más de un mes después de que comenzara la acción militar, los talibanes y sus fuerzas se retiraron de la capital, Kabul. A principios de diciembre, Kandahar, el último bastión de los talibanes, también había caído y el líder talibán, el mulá Mohammed Omar, y sus tropas se ocultaron en la  región montañosa de Tora Bora, donde fueron atacados y destruidos por fuerzas afganas anti-talibanes, respaldadas por las fuerzas especiales norteamericanas. Al-Qaeda pronto inició una tregua, que ahora se piensa fue una estratagema para permitir que Osama bin Laden y otros miembros clave pudieran escapar al vecino país de Pakistán. Después de Tora Bora, se convocó a un consejo de líderes tribales afganos bajo el liderazgo de Hamid Karzai, quien primero se desempeñó como líder interino antes de convertirse en el primer presidente democráticamente elegido de Afganistán el 7 de diciembre de 2004. Sin embargo, cuando Afganistán había iniciado sus primeros pasos hacia la democracia, con más de 10.000 soldados estadounidenses en el país, Al-Qaeda y las fuerzas de los talibanes comenzaron a reagruparse en la región fronteriza montañosa entre Afganistán y Pakistán, tornando la campaña en una guerra de guerrillas. A ese punto en la historia, fue precisamente cuando la coalición anti-terrorista condujo la operación Anaconda en el valle de Shah-i-Khot al sur de la ciudad de Gardez, provincia de Paktia (ver figura 1).

 

Localización geográfica del valle de Shah-i-Khot donde se libró el combate entre las FANAAF y fuerzas talibano/Al-Qaedas.Operation Anaconda

Figura 1. Vista en relieve geográfico del campo de batalla donde se desarrolló la Operación Anaconda entre el 2 y 16 de marzo de 2002

Adaptado de Grau y Billingsley (2011)

2.2    Conducción militar de la operación Anaconda

La operación Anaconda constituyó el inicio de la segunda fase de la guerra en Afganistán, la cual se ejecutó con tres mil soldados de las fuerzas anti-terroristas norteamericanas, afganas, australianas, francesas, canadienses, alemanas, inglesas, noruegas, danesas, turcas y neozelandesas (denotadas en adelante como FANAAF), en contra de aproximadamente ochocientos combatientes talibanes y de Al-Qaeda. La operación Anaconda se desarrolló contra una amenaza no convencional que es el terrorismo, sin embargo, ésta operación fue una de las pocas que, en cierta manera, se ejecutaron en base a fundamentos doctrinarios de guerra convencional. La operación constituyó un éxito militar para las FANAAF, quienes tomaron control total del objetivo Remington (valle de Shahi-Kot), donde varios cientos de fuerzas enemigas murieron; las bajas estadounidenses totalizaron 8 muertos y más de 50 heridos. Al final, el éxito se logró porque las FANAAF desplegaron su capacidad de adaptación mediante el empleo de operaciones conjuntas y redes de información modernas para superar un desafío complicado. Si hay algo que resaltar de esta batalla, es que fue la última en que fuerzas enemigas optaron por enfrentarse a las fuerzas de la coalición en un combate tipo regular, pues a partir de ella, todos los ataques enemigos fueron de tipo irregular como incursiones, emboscadas y golpes de mano, entre otras (Geibel, 2002).

Características del campo de batalla: El valle de Shahi-Kot, que se traduce como el “Lugar del Rey”, se extiende en un área de 9 km de largo por 5 km de ancho. Varias montañas dominan el lugar (ver figura 1), la más prominente es Takur Ghar en el extremo sureste del valle, y al noreste está Tsapare Ghar, que domina la entrada norte del valle. La estructura montañosa del valle favorecía a los talibanes el establecer un área de defensa en posición muy fuerte y organizada. De hecho, el fuerte de su sector de defensa se ubicaba en  las montañas dominantes, desde donde podían ampliar su área de influencia a través de un sistema operativo del campo de batalla (SOCB) muy bien estructurado en fortificaciones como trincheras, búnkeres y puestos de tiro de corto y mediano alcance (morteros, cohetes RPG). No obstante, las FANAAF hicieron buen uso del terreno al explotar las innumerables vías de aproximación hacia el objetivo convergente Remington (ver figura 2), por lo que establecieron tres ejes de avance terrestre. El factor terreno en contra de las FANAAF fue superado con medios de combate aire-tierra, que permitieron ablandar inicialmente a las fuerzas enemigas y durante todo el transcurso de la operación.

Imagen 1 - Cartel – Operación Anaconda guerra de Afganistán mapa de los movimientos de tropas (militar)

Figura 2. Esquema de maniobra representando un ataque coordinado sobre direcciones convergentes al objetivo Remington en la zona de acción táctica de la operación Anaconda

Tomado de Kugler (2007)

Tipo de acción táctica ejecutada por los talibanes y Al-Qaeda: Una defensa en posición (Ejército Ecuatoriano, 2020a), p-399, muy bien planeada para retener y mantener el control del valle de Shahi-Kot, con un sistema operativo del campo de batalla (SOCB) estratégicamente organizado en términos de maniobra, inteligencia, mando y control, fuegos, ingeniería y sostenimiento logístico desde la frontera con Pakistán.

Tipo de acción operacional ejecutada por las FANAAF: Debido a las características del terreno, el tipo de enemigo a enfrentar, el empleo de tropas especialmente adiestradas y equipadas, los medios bélicos empleados, y con fundamento doctrinario en (Ejército Ecuatoriano, 2020a), se puede determinar que las FANAAF planearon y ejecutaron a nivel operacional, una operación militar combinada que encadenó lo estratégico con lo táctico, p-141, y en la que inicialmente realizaron acciones aeromóviles, p-565, para transportar soldados y apoyo logístico a la zona de acción táctica (ZAT), y luego efectuaron un asalto aéreo, p-566, para localizar y destruir al enemigo en terreno clave. Luego se desarrolló a nivel táctico, un ataque terrestre coordinado sobre direcciones convergentes tipo envolvimiento al objetivo Remington, ps-516 y 517, con la finalidad de fijar, destruir al enemigo, evitar su fuga a Pakistán, y tomar posición del valle Shahi-Kot, considerado estratégico en la guerra de Afganistán debido a que ahí las fuerzas talibanas y de Al-Qaeda, recibían adoctrinamiento terrorista y refuerzos logísticos desde la frontera con Pakistán. 

Forma de maniobra de las FANAAF: La operación Anaconda consideró todos los elementos del SOCB, empezando por un análisis minucioso de inteligencia del campo de batalla. En efecto, en enero de 2002, analistas de inteligencia de las fuerzas especiales norteamericanas que operaban para la Fuerza de Tarea Bowie comenzaron a identificar patrones que los llevaron a intuir que las fuerzas talibanes y de Al-Qaeda se concentraban en la parte baja del valle de Shahi-Kot, a unas 30 millas al sur de Gardez. El bajo Shahi-kot limitaba con las tierras tribales paquistaníes donde se creía que muchos combatientes de Al-Qaeda habían escapado desde Tora Bora. En febrero de 2002 se elaboraron los planes para asaltar el valle de Shahi-Kot. El General Franklin L. Hagenbeck, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Combinada Mountain, estuvo al mando de la operación (Hastert, 2005). El plan contempló 5 fuerzas de ataque, denotadas como TF en adelante: (i) TF Rakkasan, compuesto por efectivos del Regimiento de Infantería 187, perteneciente a la División Aerotransportada 101, liderada por el Coronel Frank Wiercinski, llevaban el esfuerzo principal con la misión de  realizar un envolvimiento al objetivo Remington para ocupar las posiciones de bloqueo del flanco izquierdo de la ZAT y desde ahí destruir al enemigo. (ii) TF Hammer integrado por fuerzas afganas y fuerzas especiales americanas, constituyeron el esfuerzo secundario para asaltar el valle de Shahi-Kot; su objetivo era ingresar al valle desde el norte, asaltando las aldeas de Serkhankheyl y Marzak, para obligarlo a retirarse en dirección a las posiciones de bloqueo ocupadas por TF Anvil y TF Rakkasan. (iii) TF Anvil compuesta por efectivos del Batallón 1, del 87 Regimiento de Infantería, 10 División de Montaña, comandados por el Teniente Coronel Paul LaCamera, quienes debían ser aerotransportados por Chinooks CH-47D hasta la zona de acción táctica (ZAT), con el resguardo de combate de 6 helicópteros Apache AH-64; su misión era ocupar las posiciones de bloqueo en los ejes de retirada enemigos del flanco derecho de la ZAT. (iv) TF 64 y TF K-Bar, compuestos por fuerzas especiales americanas y australianas, tenían la misión de realizar reconocimientos y bloquear al enemigo en los flancos de la ZAT. De acuerdo con el plan establecido, el apoyo de fuego debía ser proporcionado por unidades de la Fuerza Aérea y de Marina de los Estados Unidos, así como con aviones Mirage 2000D de la Fuerza Aérea Francesa; siendo así, el apoyo de fuego de artillería fue descartado (Kugler, 2007; Kugler, Baranick, y  Binnendijk, 2009).

Finalidades que motivaron la acción táctica terrestre de las FANAAF: La finalidad principal fue vencer la voluntad de lucha del enemigo en tres días de operaciones, no obstante, dada la fuerte defensa en posición de los terroristas, ésta se alargó a siete días de combate intenso. Otros propósitos que primaron en la operación Anaconda fueron (i) fijar y destruir a las fuerzas enemigas de talibanes y de Al- Qaeda que se habían fortalecido en terreno clave (valle Shahi-Kot) luego de la derrota en Tora Bora, y (ii) aislar al enemigo bloqueando sus vías de abastecimientos e impidiendo su huida hacia Pakistán.

Características de la acción táctica de las FANAAF: Basaron su operación en (i) la concentración de fuerzas aéreas y terrestres sobre el objetivo Remington en el valle de Shahi-Kot, (ii) la rapidez de todos los asaltos aéreos sobre objetivos enemigos, (iii) la audacia de sus comandantes, en especial del Teniente Coronel Paul LaCamera, cuyas acciones se detallan en el análisis de liderazgo de este estudio, y (iv) la gran flexibilidad de las FANAAF para adaptarse a las condiciones extremas del terreno y a los cambios de cursos de acción no planificados para siete días de combate.

Fundamentos de la acción táctica de las FANAAF: A partir del ablandamiento aéreo, las FANAAF (i) mantuvieron el contacto con el enemigo hasta el cumplimiento de su misión. Al bloquear las vías de abastecimientos desde Pakistán, las FANAAF (ii) explotaron una debilidad conocida del enemigo. Al vencer la voluntad de lucha del enemigo, las FANAAF (iii) ocuparon y controlaron el valle de Shahi-Kot, considerado terreno clave para el desarrollo de la campaña militar conjunta en Afganistán. Al utilizar medios de combate aéreo y terrestre, las FANAAF (iv) realizaron una integración de fuego y maniobra. Sobre todo, las FANAAF (v) concentraron una potencia de combate en el momento y lugar decisivo, que fue tres veces superior a las de fuerzas talibanes y Al-Qaeda, lo cual los llevó al éxito de la operación.

Consideraciones que condujeron a la adopción de un ataque terrestre coordinado sobre direcciones convergentes tipo envolvimiento por parte de las FANAAF: (i) existían varias avenidas de aproximación que convergían al objetivo Remington, por lo que se establecieron tres avenidas de aproximación, denotadas en el figura 2 como axis Steel, axis Iron y axis Metal. (ii) TF Rakassan tenía la capacidad para desplazarse de manera rápida a través de su eje de envolvimiento denotado bajo su mismo nombre, mientras los esfuerzos secundarios TF Anvil y TF Hammer fijaban al enemigo en sus posiciones fortificadas. (iii) La potencia de fuego de todas las FANNAF en la ZAT eran superiores a las enemigas.

Acción decisiva de la acción táctica de las FANAAF: Constituyó la captura de los líderes talibanes Jalaluddin Haqqani y Saif Rahman, así como la destrucción de sus posiciones fortificadas defensivas, captura de armamento, así como la conquista y ocupación estratégica de todo el valle de Shahi-Kot. 

2.3    Lecciones de liderazgo – El caso del Teniente Coronel Paul LaCamera

Acción heroica: Luego de cinco días de intenso combate, en una operación que estuvo prevista para tres días, los planes cambiaron conforme la situación se iba desarrollando. En principio, el Tcrn. LaCamera lideró agresivamente a su batallón para neutralizar múltiples puntos fuertes enemigos e infligir en ellos un gran número de bajas. Posteriormente, las posiciones de bloqueo ocupadas por soldados del TF Anvil a su mando, dejaron de ser tales y la estrategia de combate cambió para perseguir sin tregua a fuerzas enemigas que trataban de replegar hacia la frontera con Pakistán. La demostración ejemplar de valentía, dedicación al deber y compromiso al cumplimiento de la misión del Teniente Coronel LaCamera, en las circunstancias más extremas del combate y salvaguardando las vidas de sus soldados, condujo directamente a la captura de los líderes talibanes Jalaluddin Haqqani y Saif Rahman, y por ende, al éxito de la operación Anaconda.

Según reporte de Mirrlees (2014), el Teniente Coronel de Infantería Paul LaCamera, fue condecorado con la medalla Estrella de Plata [The Silver Star Medal, (Price, 2019)] en reconocimiento al coraje y valor demostrado en combate durante la operación Anaconda, mientras se desempeñaba como comandante del TF Anvil, compuesta por efectivos del Batallón 1, del 87 Regimiento de Infantería, 10 División de Montaña.

A continuación, se procede a realizar un análisis del liderazgo efectivo de LaCamera, en base a la doctrina de liderazgo de los ejércitos de Ecuador y Estados Unidos, con enfoque especial en los atributos y competencias que caracterizan a un líder militar (ver figura 3).

Figura 3. Las perspectivas del ser, conocer y hacer de un líder – sus atributos y competencias

Adaptado de  U.S. ARMY (2019) y Ejército Ecuatoriano (2020b)

En principio se entiende al liderazgo como el arte de influir efectivamente en personas o grupos de personas, proporcionándoles dirección, propósito y creando las condiciones adecuadas para el cumplimiento exitoso de la misión (Doty y Doty, 2012; Ejército Ecuatoriano, 2020b; Kane y Tremble Jr, 2000; U.S. ARMY, 2005, 2015, 2019). En este sentido, LaCamera aplicó perfectamente lo definido con base en los atributos y competencias que como líder, a esa época, le hicieron acreedor de una condecoración de guerra, y que han marcado la vida de éste oficial, que hoy es General de cuatro estrellas (ver figura 4), y se desempeña como comandante del Ejército de Estados Unidos en el Pacífico.

 

General LaCamera 2019.jpg

Figura 4. General Paul J. LaCamera, actual comandante del Ejército de Estados Unidos en el Pacífico

Tomado de https://valor.militarytimes.com/hero/17146

 

En lo que respecta a la perspectiva del liderazgo del “HACER” (ver figura 3), la historia relata que, durante la operación Anaconda, LaCamera lideró con ejemplo, mantuvo una comunicación efectiva y, sobre todo, como comandante plasmó un liderazgo efectivo al influir de manera positiva en sus soldados, motivándolos a doblegarse y a doblegar la voluntad de lucha del enemigo aún a costa de sus vidas. LaCamera generó credibilidad en sus subordinados desde mucho antes del combate, en el día a día de entrenamiento, y esa credibilidad se derivó en la confianza absoluta que los soldados pusieron en su líder en momentos de riesgo extremo. Debe recalcarse en esta parte del análisis, que LaCamera tuvo éxito, porque con anterioridad a la guerra, conformó un batallón con unidad de propósito, creó las condiciones para mantener preparada a su gente y lideró en base al equilibrio perfecto entre el tipo de liderazgo transformacional[4] y el transaccional[5].

En lo que respecta a la perspectiva del liderazgo del “SER” (ver figura 3), la revisión literaria realizada al respecto (Kugler, 2007; Mirrlees, 2014; Price, 2019), permite intuir que LaCamera no fue un improvisado a la época, pues desde su formación como cadete en West Point, había demostrado atributos de carácter y presencia, con profundos valores y principios éticos y profesionales como empatía, humildad, disciplina, resiliencia y auto confianza. Sobre todo, se nota que LaCamera ha sido un soldado de honor, lo que ha generado la suficiente confianza en sus superiores al encomendarle comandos, no sólo en la guerra de Afganistán, sino en otras como en la invasión de Panamá (1989), en la operación Defender la Democracia en Haití (1994), en la guerra de Irak (2003-2011) y en la operación Inherente Resolución en Siria (2018).

En lo que respecta a la perspectiva del liderazgo del “CONOCER” (ver figura 3), LaCamera comandó con resiliencia, flexibilidad y agilidad mental que le permitieron desarrollar la situación bajo presión de combate, y tomar decisiones acertadas con juicio, lo que aseguró el cumplimiento de la misión sin una sola baja en su batallón. Hizo honor al lema: “enseñar a los demás y cuidar de ellos”. Se suma a esta perspectiva, la gran experiencia del líder obtenida, tanto doctrinariamente en los institutos de formación y perfeccionamiento militar (Licenciatura en Ciencias de la Academia Militar de los Estados Unidos y Maestría en Seguridad Nacional y Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de los Estados Unidos), cuanto en los combates previos a la guerra de Afganistán. Esa experiencia por seguro, jugó un papel fundamental para conducir a su gente hacia el cumplimiento heroico y exitoso de la misión.

Correlación de los tipos de liderazgo de LaCamera a la realidad institucional de las Fuerzas Armadas del Ecuador: El liderazgo resulta indispensable para guiar a las organizaciones hacia objetivos estratégicos. Como se analizó en el caso de LaCamera, tanto el estilo de liderazgo transformacional como el transaccional aportan diferentes parámetros para distintas situaciones, por lo que, a criterio del autor, no existe un estilo de liderazgo mejor que otro para ser aplicado en las Fuerzas Armadas ecuatorianas, puesto que cada cual presenta tantas ventajas como limitaciones. En este sentido, el liderazgo debe ser flexible y adaptable a los requerimientos situacionales y necesidades institucionales. Por ejemplo, el tradicional liderazgo transaccional debería continuar aplicándose en situaciones de crisis y bajo presión, pues como la teoría lo señala, éste es efectivo en alcanzar los resultados ante estas circunstancias. Concomitantemente, el liderazgo transformacional debe liderar el proceso de transformación que actualmente experimentan las Fuerzas Armadas del Ecuador, basado en valores, creencias y cualidades personales de los líderes que los conviertan en modelos a seguir (Ejército Ecuatoriano, 2020b). En conclusión, se deduce que lo ideal es implementar ambos tipos de liderazgo, debiendo considerar la funcionalidad que cada estilo conlleva, aplicando uno u otro, en mayor o menor medida, pero siempre encaminados hacia la consecución de los resultados estratégicos que la Institución persigue al corto, mediano y largo plazos.

2.4    El derecho internacional humanitario[6] (DIH) en Afganistán

En los casi veinte años de guerra en Afganistán se han vivido los tres tipos de conflictos reconocidos por el DIH y doctrinariamente contemplados en el M-PI-30 (CC.FF.AA., 2020a), mismos se detallan a continuación.

Conflicto armado no internacional[7] (CANI): Previo al inicio de la guerra declarada de Afganistán, existía un conflicto interno (guerra civil) entre los talibanes que gobernaban el país en componenda con el grupo armado organizado Al-Qaeda, en contra del Frente Islámico Unido por la Salvación de Afganistán (creada en 1996), que se llamara luego Fuerzas de la Alianza del Norte, cuyo objetivo era derrocar el régimen talibán (ver pie de página 3). En este caso, se cumplió la característica de un CANI: confrontación armada entre el gobierno y un grupo armado organizado, llevada a cabo en el mismo territorio sin la participación de fuerzas armadas de otro país.

Conflicto armado internacional[8] (CAI): El 18 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush, declara la guerra al gobierno talibán que regía el destino de Afganistán y que protegía al grupo armado organizado islámico Al-Qaeda, responsable del ataque terrorista a los Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001. En este caso, se cumplió la característica de un CAI: una guerra declarada entre dos países.

Conflicto armado interno internacionalizado (CAII): Una vez expulsados los talibanes del gobierno en Kabul, y la derrota de Al-Qaeda en Tora Bora y Anaconda, se  estableció una administración interina liderada por Hamid Karzai a finales de 2001, quien en 2004 llegara a ser el primer presidente electo vía democrática en Afganistán. No obstante, las fuerzas talibanes y de Al-Qaeda continuaron acciones irregulares fuera de Kabul, cometiendo innumerables crímenes de lesa humanidad y abusos contra los derechos humanos, los que persisten hasta la actualidad. Es cuando las fuerzas norteamericanas y la coalición anti-terrorista continuaron la guerra para apoyar la democracia en Afganistán y derrotar al terrorismo. En este caso, se cumplió la característica de un CAII: uno o varios estados extranjeros intervienen con sus fuerzas armadas a favor de una de las partes beligerantes en conflicto.

El IV Convenio de Ginebra[9]: La cuarta fase de la guerra en Afganistán, comprendida entre 2017 a 2020,  se caracterizó por la decisión política de Donald Trump de progresar en las conversaciones de paz entre Estados Unidos y los talibanes, la cual, a pesar de sus tropiezos e inconvenientes, llegó a término el 29 de febrero de 2020, con la firma en Doha, Qatar, del acuerdo que demarcaba el camino para una reducción significativa de las tropas estadounidenses en Afganistán e incluía garantías de los talibanes de que el país no sería utilizado para actividades terroristas, así como también señalaba la liberación de prisioneros de guerra de ambas partes. Sin embargo, posterior a la firma del acuerdo de paz, los talibanes deliberadamente y contraviniendo el derecho internacional humanitario, específicamente el IV Convenio de Ginebra, lanzaron ataques contra la población civil y sus bienes; atacaron un hospital de maternidad (ver detalles en la siguiente subsección) y varias instituciones educativas, entorpeciendo así las negociaciones y aumentando el número de personas internamente desplazadas. Según la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA), del 1 de enero al 30 de septiembre de 2020, 2.177 civiles murieron y 3.822 sufrieron heridas a causa de los ataques terroristas. Si bien estas cifras denotaban una reducción del 30% del número de víctimas civiles con respecto al mismo periodo de 2019, el número total de civiles muertos se mantuvo. Lamentablemente, no ha habido rendición de cuentas por estos crímenes, ya que ha persistido la impunidad (Amnesty International, 2020).

2.5         Principios y derechos humanos violentados en Afganistán

En esta sección se procede a analizar los principios de derechos humanos que se evidencian en el caso de estudio, así como los derechos humanos que fueron violentados por parte de los talibanes y Al-Qaeda.

Principios de derechos humanos[10] (DDHH.): La Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA por su denominación en inglés como United Nations Assistance Mission in Afghanistan), ya referida en la sección precedente, es una misión política de la ONU establecida el 28 de marzo de 2002, mediante resolución 1401 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a solicitud del gobierno de Afganistán para tener un grupo reconocido internacionalmente que ayude al pueblo afgano a sentar las bases de la paz y el desarrollo sostenible. Su mandato original fue apoyar el Acuerdo de Bonn (diciembre de 2001), mismo que, entre otros aspectos, ratificaba el principio de universalidad de los DDHH, como una garantía para la igualdad y la no discriminación, en la que todo ser humano nace libre y en igualdad en cuanto a dignidad y a derechos inherentes (que pertenecen a todas las personas, sin ninguna distinción). El mandato de UNAMA también se enfocaba en garantizar el derecho a la vida, quedando implícito el principio de que los DDHH son absolutos y bajo ninguna circunstancia se pueden prescindir. Lo indicado demuestra que en la guerra de Afganistán sí se han realizado esfuerzos para garantizar, incluso con apoyo y veeduría internacional, los derechos humanos de los actores de este conflicto de tantos años; lamentablemente, como se demuestra a continuación, las fuerzas talibanes y el grupo armado organizado Al-Qaeda, han incumplido innumerables veces los acuerdos de paz, cometiendo reiteradamente crímenes de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos.

Derechos humanos violentados en Afganistán: A diferencia del DIH, que se aplica en tiempo de conflicto armado, internacional o no internacional, los DDHH son aplicables en todo tiempo y lugar. Se entendería entonces que los 30 derechos humanos universales se aplicaron y respetaron durante la guerra en Afganistán; lamentablemente no ha sido así. Antes y durante la guerra de Afganistán, los talibanes han impuesto su versión extremista del Islam en todo el país, y es por eso que dieron cabida al grupo terrorista Al-Qaeda para que en alianza perpetraran innumerables abusos contra los derechos humanos de mujeres, niñas y niños, aborígenes, funcionarios gubernamentales, representantes de organizaciones humanitarias y enviados extranjeros. En Afganistán aún existe discriminación de género, las mujeres son abusadas y se prohíbe practicar otra religión que no sea la islámica musulmana; los niños siguen siendo reclutados para adoctrinamiento terrorista (Amnesty International, 2020). En este sentido, se continúan violando dos derechos humanos fundamentales: (i) toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; y (ii) todas las personas son iguales sea cual sea su origen, etnia, color, sexo, idioma, religión, opinión política o cualquier otra condición. Es por ello que los afganos se han visto obligados a abandonar su país, constituyéndose en una de las mayores poblaciones de refugiados en el mundo (De Lauri, 2013). Si se toma como referencia uno de los últimos atentados terroristas, referido ya en la sección precedente, como fue el ataque en mayo de 2020, a un hospital de maternidad en el barrio de Dasht-e-Barchi en el oeste de Kabul, donde 24 personas civiles murieron, incluyendo bebés recién nacidos, mujeres embarazadas y trabajadores de la salud (Amnesty International, 2020), se puede deducir que, bajo el pretexto de la guerra en curso, un derecho humano fundamental fue violentado: todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a su seguridad personal. Cabe recalcar que el caso de la maternidad no se trató de un ataque aislado. En el mismo período (enero a septiembre de 2020), ataques y asesinatos selectivos han sido perpetrados contra activistas, defensores de los derechos humanos y periodistas (Amnesty International, 2020).

2.6    Análisis critico

Luego de veinte años de conflicto armado en Afganistán, que ha implicado miles de muertes e ingentes recursos económicos, las FANAAF no lograron sus objetivos político-estratégicos de (i) destruir al Emirato Islámico de Afganistán (AIE), y (ii) controlar integralmente territorio afgano. De hecho, se puede ver en los acontecimientos recientes que, el retiro de las tropas de la OTAN permitió el retorno inmediato al poder de los talibanes con el consecuente desmantelamiento de la estructura conformada en base a las fuerzas por la liberación afgana. Esto permitirá que, lamentablemente, Afganistán se convierta nuevamente en un refugio para los terroristas permitiendo que el estado islámico reconstruya su califato. Las reacciones del pueblo afgano no se han hecho esperar, se ha desatado una ola de incertidumbre en la región, así como una desesperación que mira con terror el retorno de los talibanes a Kabul. Por consiguiente, la gran incógnita que deja el análisis de ésta guerra es: ¿valió la pena tantos años de sacrificio, tanta sangre derramada y tantos recursos mal gastados en una GUERRA SIN FIN?

3.        RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Del análisis realizado se desprende que la guerra de Afganistán ha sido la más larga en la historia de los Estados Unidos de Norteamérica, su costo económico bordea los US$ 978 billones, y se estima un total de 70.000 muertes, entre civiles y militares, desde octubre de 2001 a la presente fecha en que finalmente las tropas de la OTAN se van retirando de territorio afgano sin haber cumplido sus objetivos político-estratégicos.

La operación Anaconda que constituyó el inicio de la segunda fase de la guerra en Afganistán, en primera instancia minimizó las capacidades del enemigo, fue planificada para tres días y fue extendida a un total de 17 días de operaciones. Sin embargo, constituyó un éxito total, pues fue concebida doctrinariamente de manera integral, lo que permitió doblegar la voluntad de lucha del enemigo, así como conquistar y mantener territorio clave del valle de Shah-i-Khot. Las experiencias de combate adquiridas en la operación Anaconda, sirvieron para actualizar la doctrina estadounidense en el combate contra fuerzas terroristas, lo que les permitió ganar experiencia y ponerlas en práctica en la Operación Libertad Iraquí a principios de 2003.

El equilibrio de los estilos de liderazgo transformacional y transaccional, y la aplicación idónea de las perspectivas de liderazgo con sus atributos y competencias, permitieron una conducción táctica idónea en una operación que tuvo muchos cambios de situación por aspectos del enemigo y terreno, lo cual ameritó gran resiliencia, flexibilidad, rapidez en la toma de decisiones y sobre todo, comandar en base al ejemplo para motivar a los soldados a doblegarse a sí mismos y a doblegar la voluntad de lucha del enemigo para alcanzar el éxito de la misión.

4.        CONCLUSIÓN O CONSIDERACIONES FINALES

El presente estudio ha cumplido con los objetivos planteados y llega a concluir lo siguiente:

§  Un liderazgo efectivo, con enfoque especial en los atributos (i.e. carácter, presencia e intelecto) y competencias (i.e. credibilidad, desarrollo y logros) que caracterizan a un líder militar, es trascendental para lograr el éxito de las operaciones basado en una conducción militar fundamentada en aspectos doctrinarios como son las características del enemigo y del campo de batalla, la forma de maniobra y la acción decisiva para alcanzar la conquista del objetivo final.

§  En casi veinte años de guerra en Afganistán, se han vivido los tres tipos de conflictos reconocidos por el DIH y doctrinariamente contemplados en el M-PI-30. Los convenios de Ginebra han sido violentados, especialmente el IV convenio, por lo que miles de soldados y civiles han perdido sus vidas, sin que exista hasta el momento rendición de cuentas por estos crímenes de lesa humanidad.

§  A pesar de los esfuerzos internacionales por garantizar los principios y derechos humanos fundamentales, la guerra y, sobretodo el régimen terrorista, no sólo han afectado al pueblo afgano, sino que han causado mucho dolor, muertes y heridos en el mundo de occidente, como ellos lo llaman. En Afganistán aún persisten violaciones a los derechos fundamentales de las personas, siendo las mujeres, niñas y niños, activistas, defensores de los derechos humanos y periodistas, los más afectados.

§  A pesar del predominio militar de las fuerzas de la OTAN en las acciones tácticas conducidas en contra de las fuerzas talibanes y de Al-Qaeda (e.g. batalla de Tora Bora y operación Anaconda), queda demostrado que el Emirato Islámico de Afganistán no pudo ser derrotado desde los ámbitos político-estratégicos, habiendo tomado posesión nuevamente del destino del pueblo afgano luego de haber soportado veinte años de ocupación militar liderada por las fuerzas armadas de los Estados Unidos de Norte América. La mirada del mundo entero apunta ahora hacia un pueblo, que siendo rico en recursos naturales, seguirá viviendo bajo el dominio del EIA, quienes históricamente han implantado en Afganistán UNA GUERRA SIN FIN.

5.        LISTA DE REFERENCIAS

Amnesty International. (2020). Afghanistan 2020. Información disponible en: https://www.amnesty.org/en/countries/asia-and-the-pacific/afghanistan/report-afghanistan/

Arévalo, Virginia Almirón, Tikhomirova, Alena, Trejo Toriz, Axela Casandra, y García Ramírez, José Miguel. (2015). Liderazgo transaccional vs Liderazgo transformacional. REiDoCrea: Revista Electrónica de Investigación y Docencia Creativa, 4.

BBC News Reality Check team. (2020). Afghanistan war: What has the conflict cost the US? Información disponible en: https://www.bbc.com/news/world-47391821

CC.FF.AA. (2020a). Manual de Derecho Internacional Humanitario M-PI-30.  Dirección General de Educación y Doctrina Militar, Ecuador.

CC.FF.AA. (2020b). Manual de Derechos Humanos M-PI-29.  Dirección General de Educación y Doctrina Militar, Ecuador.

De Lauri, Antonio. (2013). Access to justice and human rights in Afghanistan. Crime, law and social change, 60(3), 261-285.

Doty, Joe, y Doty, Chuck. (2012). Command responsibility and accountability. Military Review, 92(1), 35.

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Ejército Ecuatoriano. (2020b). Liderazgo MFRE 11.00.  Comando de Educación y Doctrina Militar Terrestre, Ecuador.

Geibel, Adam. (2002). Operation Anaconda, Shah-i-Khot Valley, Afghanistan, 2-10 March 2002. Military Review, 82(3), 72-77.

Grau, Lester W, y Billingsley, Dodge. (2011). Operation Anaconda: America's First Major Battle in Afghanistan: Taylor & Francis. isbn:0700618015

Hastert, Paul L. (2005). Operation Anaconda: perception meets reality in the hills of Afghanistan. Studies in Conflict & Terrorism, 28(1), 11-20.

History.com, Editors. (2010). U.S.-led attack on Afghanistan begins. HISTORY. Información disponible en: https://www.history.com/this-day-in-history/u-s-led-attack-on-afghanistan-begins

Kane, Thomas D, y Tremble Jr, Trueman R. (2000). Transformational leadership effects at different levels of the army. Military Psychology, 12(2), 137-160.

Kugler, Richard L. (2007). Operation Anaconda in Afghanistan: a case study of adaptation in battle: National Defense, University of Washington DC, Center for Technology.

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Salmón, Elizabeth. (2012). Introducción al derecho internacional humanitario (3ra ed.): Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto de Democracia y Derechos Humanos. isbn:997242-42-651-3

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Witte, Griff. (2021). Afghanistan War. In H. Chisholm (Ed.), Encyclopedia Britannica. England: Encyclopædia Britannica, Inc.

 

 



[1] “Los talibanes se refieren a sí mismos como el Emirato Islámico de Afganistán (AIE), y son ​​un movimiento islamista sunita y una organización militar en Afganistán que actualmente libra una guerra de insurgencia que les ha permitido acceder nuevamente al poder de ese país” (Urban, 2016).

[2] “Al-Qaeda es una organización terrorista multinacional islamista sunita militante fundada en 1988 por Osama bin Laden, Abdullah Azzam, y varios otros voluntarios árabes durante la guerra soviético-afgana. Al-Qaeda opera como una red de extremistas islámicos. La organización es reconocida como grupo terrorista por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la Unión Europea, los Estados Unidos, China, el Reino Unido, Rusia, India y varios otros países. Al-Qaeda ha perpetrado ataques contra objetivos militares y no militares en varios países, incluidos los atentados a la embajada de Estados Unidos en 1998, los ataques del 11 de septiembre y los atentados con bombas en Bali en 2002” (Sinno, 2011).

[3] Fuerzas de la Alianza del Norte, “conocida oficialmente también como Frente Islámico Unido por la Salvación de Afganistán, era una coalición de facciones militares guerrilleras muyahidines creada a finales de 1996, que tenía como objetivo en común derrocar el régimen talibán que gobernaba Afganistán. La Alianza del Norte libró guerras defensivas y batallas incesantes contra el gobierno talibán, entre las que destaca la batalla de Tora Bora en noviembre 2001 y la operación Anaconda en marzo de 2002” (Stabile y Kumar, 2005).

[4] Se basa en valores, creencias, cualidades intangibles y personales. El líder es un “agente de cambio y un modelo a seguir”, así como el soldado es una “persona, no una herramienta”. Sus variables más importantes: busca transformar a las personas y dota de significación a las actividades cumplidas. Sus características: se guía con ejemplo y carisma, promueve compromiso y lealtad, motiva acertadamente, estimula intelectualmente y propicia el trabajo en equipo. Sus ventajas: logro efectivo de resultados, aumento de autoestima, colaboración cooperativa, innovación, relación interpersonal líder-soldado, y logra sinergia y empatía (Arévalo, Tikhomirova, Trejo Toriz, y  García Ramírez, 2015).

[5] Se basa en modelos tradicionales de intercambio o transacción, donde el líder utiliza el “poder” para recompensar o sancionar. Su variable más importante es el cumplimiento estricto de las tareas asignadas. Sus características: es eficaz en situaciones de emergencia y crisis, se recompensan los esfuerzos y se castiga el incumplimiento de normas. Sus ventajas: se garantiza por imposición el cumplimiento de la misión, el esfuerzo es valorado y los resultados son rápidos. Sus limitaciones: no potencia la innovación, la relación líder – soldado es impersonal, el esfuerzo se enfoca a metas más no al desarrollo estratégico, y puede generar competencia desleal (Arévalo, Tikhomirova, Trejo Toriz, y  García Ramírez, 2015).

[6] “Conjunto de normas internacionales, basadas en convenios, tratados y/o acuerdos convencionales y consuetudinarios, destinadas a proteger a las personas que no participan, o han dejado de participar en los conflictos armados”(CC.FF.AA., 2020a).

[7] “Es una confrontación armada entre el gobierno existente y una parte adversa a la autoridad gubernativa, llevada a cabo en el territorio de un estado y en ella no participan las fuerzas armadas de ningún otro estado” (CC.FF.AA., 2020a).

[8] Un conflicto armado internacional es una guerra declarada o cualquier otro enfrentamiento armado entre dos o más Estados, aunque uno de ellos no haya reconocido el estado de guerra.

[9] Es “relativo a la protección de las personas civiles en tiempo de guerra. Los civiles que se encuentran en zonas de conflicto y territorios ocupados, gozan de la protección conferida por los 159 artículos del IV Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949” (Salmón, 2012).

[10] De acuerdo al M-PI-29 (CC.FF.AA., 2020b), ocho son los principios de DD.HH., y son: universales, inherentes, absolutos, indivisibles, irreversibles, progresivos, imprescriptibles, y trascendentes.